miércoles, 16 de abril de 2008

La Herencia

Puso la canción de nuevo.
Le tranquilizaba mucho y le permitía pensar con la mente despejada. Después se sentó de nuevo en su sillón de cuero negro y cerró los ojos.
-Dos.- Se dijo a si mismo. - Dos.- Y después asintió conforme.
Juntó los dedos índice de sus manos y sus dedos pulgares, después posó suavemente las manos sobre su pecho y respiró hondo.
-He de encontrar primero el libro, eso es crucial.- Dijo en alto molestándose por haber hecho ruido.
Cruzó una pierna por encima de la otra y se mantuvo en silencio deleitándose con la parte que más le gustaba de la canción. Cuando pasó el auge su rostro se contrajo en una mueca de disgusto.
-¿Pablo puede ser la clave?No, es un necio. Ni siquiera papá pudo haberle confiado a él la información, pero sin embargo es el único que ha podido tener acceso a ella. Es capaz de haber estado frente a la clave y no darse cuenta. Si al menos no hubiera estado de viaje cuando papá murió...se que me la hubiera dicho a mi. Pero quien iba a saber...Es igual, debí haberlo previsto.- La canción terminó mientras acababa de reflexionar. Se levantó malhumorado y apagó el equipo de música de un manotazo. Se quitó las gafas y se pasó la mano fuertemente por la cara como para despertarse.
Acto seguido se acercó al teléfono que había en la mesita auxiliar y marcó un número de teléfono de memoria. Mientras esperaba a que diera la señal y a que descolgaran se observó en el espejo del salón. Las gafas le daban un toque elegante, pero parecía demasiado pedante, un contable lameculos de cualquier multinacional. Había miles de rostros así. Finos, con ojos marrones, pelo moreno peinado a raya y gafas negras. Llevaba puesta una camisa blanca con una corbata azul marino y unos pantalones del mismo color de pinza. Realmente parecía un ejecutivo. Un ejecutivo solterón, como era en realidad.
Alguien atendió el teléfono en ese momento.
-¿Si? Merche, soy yo Cristobal... Si, bien gracias...necesito hablar con mi hermano...gracias.-
Tras un tenso silencio en el que Cristobal trataba de oír la conversación que tenía lugar entre su cuñada y su hermano, este mismo se puso al aparato sin que pudiera oír más que susurros.
-¿Sí? ¿Que quieres?- Pablo parecía irritado.
-Necesito hablar contigo de un asunto de papá.- Hubo un silencio, demasiado largo. Como si su hermano estuviese consultando. Preferiría haber hablado con él cara a cara, así sabría si le mentía o no. Además estaba su cuñada, mucho más lista que Pablo y mil veces más arpía. Los dos se odiaban sin decírselo abiertamente y tenía a su hermano totalmente controlado, probablemente ella le estaba diciendo a su hermano lo que tenía que contestar.
-¿Qué quieres saber de papá? Nunca te interesaste por él cuando estaba vivo.- Cristobal hizo un gesto agrio con la cara y sonrió. Merche sabía jugar.
-Ni tu, solo vivías más cerca y te alimentaba. Además, él no se preocupaba por mi tampoco.-
-Yo no estaría tan seguro, justo antes de morir preguntó por ti.- Cristobal sonrió más aun, su hermano había cometido un error. Así que su padre había querido verle justo antes de morir.
-¿Ah si?-
-Bueno, eso creo.- Dijo comprendiendo que había metido la pata.
-En realidad solo quería avisarte que mañana por la mañana iré a ver la casa de papá, creo que me dejé algo allí y como tu tienes las llaves...-
-Mañana estaré trabajando.-
-Merche no.-
-No estará en casa.-
-¿Porqué?-
-Emm, creo que no es de tu incumbencia.-
-¿Se acabaron las excusas eh?- Pensó Cristobal. -Deja las llaves en casa de algún vecino, iré aunque tenga que tirar la puerta abajo.- Esto lo dijo en voz alta.
-Está bien, ¿Mañana por la mañana? Bien, Merche intentará estar.-
-Perfecto. Mañana te veo.- Y colgó sin dar tiempo a contestar.
Corriendo agarró su americana de la mesa donde la había depositado al llegar del trabajo y salió de la casa.
Desde el taxi llamó a la oficina.
-Luis, mañana no iré al trabajo, estaré enfermo...Ya te lo explicaré, consígueme un billete de avión para Madrid para ahora mismo, voy camino del aeropuerto...No, solo de ida, creo que estaré malo una temporada...Está bien, cuando regrese...Gracias.- Y se recostó cómodamente en el asiento sonriendo.
-¿Un buen negocio?- Preguntó el taxista.
-Lo será dentro de poco.-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...dentro de poco esperare la continiación pues...esto de dejarme a medias...qué mal lo llevo!! grrr!!

Ms. Davis dijo...

o.O, me e perdido de demaciado lo prometo este fin de semana me pongo al dia y leo todaslas entradas que me e perdido