jueves, 29 de octubre de 2009

Esos detalles...

"Cuando lo hayas encontrado, anótalo"

Charles Dickens

Y es que hay veces que sin darnos cuenta encontramos la belleza, la alegría, la desdicha... y luego no sabemos transmitirla. Hay que aprender a ser consciente de todos esos detalles, al fin y al cabo, son los que conforman la vida.

martes, 27 de octubre de 2009

Agora del siglo IV hasta el XXI

www.tendenciagay.com/cine

"Ágora" es sin duda, una de las mejores películas del año. El director Alejandro Amenábar, parece superarse más y más a medida que va creciendo su experiencia como director. Nos encontramos ante la superproducción más cara de la historia del cine español. Y señores, merece la pena.

No nos extraña que haya tardado casi cuatro años en crearla, rodarla y producirla, se trata de una creación mimada hasta el detalle y de una calidad exquisita. Sólo tiene dos fallos: El ritmo en el centro de la película, que decae tras el primer ataque a la biblioteca y los forzados efectos especiales de los pergaminos durante el asedio cristiano al quemar los libros contenidos en el ágora.


Se trata de una historia que da escalofríos. En la Alejandría del siglo IV DC, los cristianos crecen en número al dejar de ser perseguidos por el imperio romano. Dentro de la ciudad conviven los judíos, los paganos y los nuevos cristianos. La película cuenta la historia del ascenso de los cristianos mediante oleadas de violencia hasta hacerse con el poder y el control de la ciudad. Frente a lo que pueda parecer, es absurdo pensar en un ataque directo a la iglesia. Se nota especial cuidado en el guión y en la trama de Alejandro Amenábar para mostrarnos no sólo unos cristianos crueles y despiadados, sino también unos cristianos caritativos y hermanados. Además, los paganos y los judíos tampoco se salvan de las críticas. La película no es un ataque contra ninguna religión, sino contra la sociedad y sus contradicciones ideológicas y morales. La excusa para la trama es la vida de la filósofa Hipatia, encarnada magistralmente por la oscarizada Rachel Weisz. En general la película deja de lado todos estos temas para centrarse en la tolerancia, tanto de unos como de otros, tanto de esclavos como de amos, como de hombres y mujeres. Una película universal.

La película refleja la afición del director por la astronomía y el movimiento de los planetas. Además sirven de excusa para extrapolar lo que se está contando. Mi momento preferido de la película es cuando hablan de la perfección del círculo y se sorprenden de que sea capaz de convivir con formas más imperfectas como la elipse o la parábola. También son constantes las referencias a la convivencia de formas imperfectas y que son más las semejanzas que las diferencias entre unas y otras religiones. Caben destacar las hermosas imágenes del firmamento que sirven de separación entre lapsos temporales durante el desarrollo del filme, aunque hacia el final de la película llegan a hacerse algo repetitivos. En el aspecto técnico hay que señalar también las fieles recreaciones de la Alejandría de la época, incluyendo unos acercamientos desde el firmamento hasta la misma ciudad, elemento con el que se pretende contextualizar y decir algo así como: Estoy contando lo que está pasando en Alejandría, pero podría estar contando lo que pasa en cualquier otra parte.

Para completar el reparto encontramos también a Max Minghella, Oscar Isaac, Michael Lonsdale, Rupert Evans y Richard Durden. Sin duda una de las mejores películas que se han visto ultimamente.

Se han escuchado rumores sobre la posible nominación a los oscar de Rachel Weisz por este papel, si es así, será algo más que merecido. Esperemos que se tenga en cuenta también el trabajo de Alejandro Amenábar tanto como director como coguionista junto a Mateo Gil.

lunes, 26 de octubre de 2009

Anoche se me ha perdido /en la arena de la playa / un recuerdo

Anoche se me ha perdido

Anoche se me ha perdido
en la arena de la playa
un recuerdo
dorado, viejo y menudo
como un granito de arena.
¡Paciencia! La noche es corta.
Iré a buscarlo mañana...
Pero tengo miedo de esos
remolinos nocherniegos
que se llevan en su grupa
—¡Dios sabe adónde!— la arena
menudita de la playa.

Pedro Salinas

viernes, 23 de octubre de 2009

La religión de Claudia

Apagó su teléfono móvil y lo introdujo en el bolsillo de su chaqueta de pana. Antes de seguir a su madre y a su abuela por el pasillo de la iglesia que se dirigía a los primeros bancos, Claudia echó un vistazo a la plaza que se extendía delante de la iglesia de su barrio. Su madre la chistó desde el fondo de su abrigo de visón y la instó a darse prisa para sentarse junto a ella. Claudia obedeció y se sentó en un banco de roble que había en la tercera fila. Más allá de la montaña de pelo marrón que era su madre, había otra montaña similar pero de pelo gris. Claudia sabía que allí estaba su abuela. Ambas mujeres eran rubias, ninguna natural, y ambas llevaban debajo de los visones unos elegantes vestidos comprados y escogidos únicamente para lucirlos en la iglesia.

Claudia se alisó los pliegues de su falda y se desabrochó la chaqueta. Su madre la observaba con ojo inquisidor por si hacía algo indebido en la casa de Dios.

Cuando la mirada de María se apartó de su hija, ésta suspiró y entrelazó las manos. Miró el reloj y vio que quedaban quince minutos para que sus amigos se encontraran frente a esa misma iglesia para ir juntos al cine. Ella les había prometido que iría, pero no había contado con la visita semanal de su abuela Emilia y su consecuente viaje a la iglesia. Por eso, se había visto obligada a mandarles un mensaje, cancelando su asistencia y apagar el móvil. Su madre estaría orgullosa de ella. Siempre lo estaba. Al menos delante de la gente. Cuando estaban en casa, María no prestaba mucha atención a su hija.

Claudia no se parecía ni a su madre ni a su abuela, que parecían copias exactas con varios años de diferencia. Ella tenía el pelo moreno y rizado, como su padre. Las tres tenían los ojos marrones, pero la figura de Claudia era mucho más esbelta y proporcionada que la de sus antecesoras, además, ella tenía curvas, característica que no compartía ni con su madre, ni con su abuela. María tenía un cuerpo delgado y alto que nunca había conseguido domar. Era guapa, pero no bella. No al menos como Claudia. La chica tenía una belleza dulce y encandiladora, la piel sonrosada y el cuerpo plenamente desarrollado. Tendía a imaginárselas como dos palos con abrigos de visón, serias y rígidas.

Emilia se puso en pie en cuanto percibió la llegada del cura y estiró su cabeza todo lo que pudo para destacar entre sus compañeras de banco, lo que le dio más aspecto de palo. María y Claudia siguieron su gesto y se pusieron en pie. Claudia miró a las dos mujeres que la acompañaban mientras repetían palabras que se sabían de memoria sin siquiera pensar en ellas y en lo que significaban. Después, se volvieron a sentar. Ninguna de las dos miró a Claudia en el resto de la ceremonia. La niña iba alternando miradas de una a otra y las comparaba con el resto de mujeres que había allí.

Se veían pocas adolescentes de su edad, pero las que había parecían estar concentradas en lo que estaban haciendo. Giró la mitad de su cuerpo y dirigió su mirada hacia la luz que se colaba por debajo de la gran puerta de madera, pero un pellizco de su madre la hizo volver la mirada al frente.

María no la regañó, sino que siguió concentrada mirando al altar. Mientras Claudia se frotaba la zona dolorida del brazo se puso a pensar en su madre cuando no estaba en la iglesia. No le sorprendió descubrir una María muy diferente a la que se encontraba allí, pendiente de sus movimientos, aunque fingiendo que atendía las palabras del cura. Nunca la había visto coger la Biblia, incluso no sabía si tenían una en casa. Era probable, pues todas las habitaciones estaban plagadas de estampas religiosas y cuadros enormes de Vírgenes. Todas menos el dormitorio principal. Tampoco la había oído rezar. Ni siquiera sentía que aquella mujer fuera cristiana. Es como si su madre solo acudiese a misa para exhibirse los domingos ante los vecinos, para exhibirla a ella. ¿Pero entonces? ¿Creía su madre en lo que hacía allí los domingos? Claudia entrecerró los ojos y frunció el ceño mientras continuaba sin apartar la vista de su madre. Poco a poco, descubrió que ella no estaba pendiente de las palabras que se estaban leyendo en el atril, sino que observaba con descaro a la gente que estaba en misa. Movía los ojos con rapidez de un lado a otro, pero sin dejar de repetir como un papagayo las palabras que todos coreaban.

Abatida y decepcionada, bajó la cabeza y se miró los pies. Ella estaba dispuesta a sacrificar las tardes de los domingos si era importante para su madre. Entendía, a sus dieciséis años, que la fe en la religión era un bálsamo para mucha gente, pero para su madre sólo parecía ser un entretenimiento. Sintió que su madre se estaba riendo de toda la gente que estaba allí por verdadera devoción. Incluso sintió que se reía de ella misma al tratarla como un trofeo que podía enseñar a las vecinas una vez por semana. Claudia, a sus dieciséis años y desde su ignorancia, se sintió insultada por la frialdad de su madre y de su abuela. Entendió porque después de misa las tres iban a la chocolatería de la plaza y se pasaban horas hablando sobre las vecinas a las que habían saludado amablemente.

-Y yo que creía que las estaba decepcionando por no estar segura de si creer o no…- Se dijo Claudia mientras un fuego de vergüenza le subía desde los pies y le golpeaba con furia la cara. Tenía ganas de gritar, de enfadarse con su madre y con su abuela, pero sabía que no era el momento. Intentó calmarse cuando les tocó volver a ponerse en pie, pero aquel descubrimiento la había dejado incapaz de controlar sus emociones.

-Yo, que no creo, o que no sé si creo, aguanto aquí cada domingo palabras que no tienen ningún efecto sobre mí. Intento comportarme de manera correcta según las enseñanzas de la Iglesia porque pensaba que ése era el modo en el que mi madre deseaba que me comportara para ser una buena persona.- Se apartó un rizo de la frente y se lo colocó tras la oreja. – Pero ella no se comporta así. Quiere para mí algo que no quiere para ella. Y eso es injusto. Ella puede decidir qué es bueno para mí o qué no lo es. ¿Pero cómo querría alguien algo para su hija que no considerase bueno para sí mismo?- Volvieron a sentarse todos. Todos menos Claudia.

Su madre enseguida la agarró de la muñeca y tiró de ella una sola vez, obligándola a sentarse antes de que alguien se diera cuenta de su despiste. Pero Claudia no estaba despistada. Al contrario, estaba más atenta que nunca. Sin mirar a su madre, o despedirse, salió hacia el pasillo central y, ante el profundo silencio de la iglesia y el asombro de sus vecinos, salió a la luz del sol para dirigirse al cine. Tras cerrar la puerta del templo, las piernas comenzaron a temblarle. No se detuvo en aquella sensación, sino que salió corriendo en dirección al centro comercial mientras encendía su teléfono. Si se daba prisa, aún podía llegar a la película. Sonrió, abriendo mucho la boca, mientras el aire frío le golpeaba la cara y le azotaba los rizos. Era la primera decisión que tomaba por sí misma, y le había gustado.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Aprender de los errores...

De nueo un vídeo copiado de un patito... :) Merece la pena escucharlo.

lunes, 19 de octubre de 2009

Reflejo III

La noche había caído sobre nosotros sin que nos diéramos cuenta mientras permanecíamos dentro de aquella cafetería en la Vía Complutense. Alcalá de Henares era un pequeño hervidero de gente emocionada y curiosa. Poco a poco nos abrimos paso, sin darnos mucha prisa, entre la maraña de personas que nos separaban del casco histórico de la ciudad cervantina. El Mercado Medieval comenzaba aquella misma tarde y parecía que había poca gente dispuesta a perdérselo. Sin prestar mucha atención a los puestos, llegamos sin proponérnoslo a la fachada de la antigua Universidad Complutense. ¿Cuántas veces había visitado ya ese monumento? ¿Cuántas noches lo había visto así, imponente, iluminado, vigilante? Quizás fuera la música medieval que sonaba de fondo, o el olor de los hornos caseros que estaban repartidos por toda la explanada, pero aquella fachada me parecía más real que nunca. No me había parado a pensar así nunca en la artesanía, en la necesidad de que cada pieza que componía aquella mole de piedra, estuviera hecha de una manera especial e irrepetible. Estoy casi seguro de que retrocedimos en el tiempo envueltos en aquella sensación atemporal que daban las recreaciones. Pude ver, sin esforzarme, el trabajo manual de todos los que habían participado en la construcción del edificio, pude ver la universidad cisneriana en todo su esplendor. Pude verla una vez más, y lo que es más importante, pude verla, por primera vez.

sábado, 17 de octubre de 2009

madres...


jueves, 15 de octubre de 2009

Reflejo II

Salí de la escuela corriendo. No me sorprendió ver el suelo mojado, había estado nublado toda la tarde. Por suerte, no hizo falta sacar el paraguas en el trayecto al metro. Pero mi suerte se acabó ahí. Los dos semáforos que me separaban de la entrada del subterráneo se cerraron cuando me acerqué a ellos, y al entrar en la estación y bajar a mi andén, pude ver como se iba el metro delante de mis narices, dejándome solo en un andén vacío. Con ese tren no se iban solo unos minutos; El retraso en el semáforo me había hecho perder ese metro, que me hubiera permitido coger el último autobús directo a mi casa o al centro de Alcalá. Pararme en el semáforo había supuesto para mí, una especie de efecto mariposa temporal que me haría llegar a mi casa una hora y media después de lo previsto. Aunque yo creía que mi día acababa con el fin de las clases, por lo visto, no había hecho más que empezar.

martes, 13 de octubre de 2009

Soy un completo incompleto...

Jarabe de palo - Completo incompleto
Soy un completo incompleto
incompleto por amor
la costilla que me falta
cuelga de tu corazón
un seguro inseguro
media persona en el mundo
un amante incompleto
cada vez que te deseo
soy un completo incompleto
si me giro y no te veo
como una persona a medias
sabes a que me refiero
Soy un acorde incompleto
menor y desafinado
que va persiguiendo notas
sin lograr una canción
un rosal sin hojas secas
un perfume sin olor
una película de cine
sin final en el guión
soy un completo incompleto
si me giro y no te veo
como una persona a medias
sabes a que me refiero
Soy un completo incompleto
si me giro y no te veo
como una persona a medias
sabes a que me refiero
sabes a que me refiero
Soy un completo incompleto
se me para el corazón
si me giro y no te veo
sabes a que me refiero
un seguro inseguro
media persona en el mundo
un amante incompleto
sin ti en mi corazón.

domingo, 11 de octubre de 2009

Reflejo I

Lo primero que percibí fue el olor. Mucho antes que el ruido o la luz por debajo de la puerta. El olor del perfume de mi madre se infiltraba por cada rincón de la casa y la iba haciendo poco a poco suya, impregnándola con su esencia dulce y protectora. Aún estaba medio dormido, pero pude imaginármela con total nitidez preparándose para ir a trabajar: Unos pendientes plateados, un colgante de cristal, el pelo suelto y el traje de dos piezas que se había comprado en las últimas rebajas. ¿Cómo podía estar mi imaginación tan despierta?
Oía sus pasos yendo y viniendo por la casa y yo la escuchaba como un espía madrugador, sin atreverme a moverme. Sé que trataba de no hacer ruido, de no despertarnos a ninguno con sus quehaceres cotidianos, dejando la casa en orden antes de marcharse. No quise decepcionarla y que ella notara que me había despertado. Por eso, esperé hasta que hubo cerrado la puerta tras de sí para levantarme de la cama. Sólo entonces me moví, sólo entonces respiré. Me puse en pié descalzo y, mientras me acercaba al baño, me deleité de nuevo con su perfume, olor que ella había dejado a modo de recuerdo, como un centinela para que vigilase de la casa en su ausencia, como una nota en un papel que dijese: “Me voy, pero volveré”.

martes, 6 de octubre de 2009

Cuando me acaricia la suerte...

Ayer tuve mi primera clase. Literatura clásica y lenguaje poético.

Al principio iba con poca ilusión, pensaba que iban a ser las peores asignaturas de todo el curso. Pero luego resulta que uno a veces se lleva sorpresas buenas en la vida (de esas que lo reconcilian a uno con la vida) y que sale super contento de una clase aunque haya durado dos horas y le queden otras dos para llegar a casa.

Si estas son las dos peores asignaturas del curso creo que me va a encantar el curso... seguiremos informando.

(Me encanta que los planes salgan bien) :)

viernes, 2 de octubre de 2009

Resultados

Muchas gracias a todos por participar en la encuesta express que puse el otro día.

El caso es que necesitaba seleccionar cuatro relatos para elaborar un currículum literario para entregar en la "Escuela de escritores". ¿Y para qué? Pues para que, junto a una prueba que hice el lunes en la que se valoraban conocimientos de literatura y capacidad creativa, se valorase la oportuneidad de que entrara o no al Máster de narrativa que acaban de poner en marcha.
Y el resultado ha sido favorable, me han admitido y ayer tuve la presentación así que os agradezco de todo corazón vuestra ayuda.

Los relatos seleccionados fueron: La señora María, Los trozos de tiza, Las clases de física y Tú y yo.

Ahora más que nunca sí que formáis parte de esta nueva etapa de mi vida que comienza. Una vez más, muchas gracias ;)