miércoles, 29 de abril de 2009

A desconectar

Y cómo si de una terapia de grupo se tratara, este puente me marcho a una casa rural en Zaragoza por lo que el blog permanecerá dormitando hasta ese entonces.
Espero que podáis sobrellevarlo lo mejor posible.
Pero no os preocupeis, el mentiroso volverá... lo queráis o no...

lunes, 27 de abril de 2009

"I´ve played all my cards"

Hoy estamos melancólicos... ¿Qué le vamos a hacer?

The winner takes it all - Abba

I dont wanna talk
About the things weve gone through
Though its hurting me
Now its history
Ive played all my cards
And thats what youve done too
Nothing more to say
No more ace to play

The winner takes it all
The loser standing small
Beside the victory
Thats her destiny

I was in your arms
Thinking I belonged there
I figured it made sense
Building me a fence
Building me a home
Thinking Id be strong there
But I was a fool
Playing by the rules

The gods may throw a dice
Their minds as cold as ice
And someone way down here
Loses someone dear
The winner takes it all
The loser has to fall
Its simple and its plain
Why should I complain.

But tell me does she kiss
Like I used to kiss you?
Does it feel the same
When she calls your name?
Somewhere deep inside
You must know I miss you
But what can I say
Rules must be obeyed

The judges will decide
The likes of me abide
Spectators of the show
Always staying low
The game is on again
A lover or a friend
A big thing or a small
The winner takes it all

I dont wanna talk
If it makes you feel sad
And I understand
Youve come to shake my hand
I apologize
If it makes you feel bad
Seeing me so tense
No self-confidence
But you see
The winner takes it all
The winner takes it all......

sábado, 25 de abril de 2009

Bésame...

"No olvides nunca que el primer beso no se da con la boca, sino con los ojos."

O.K. Benhardt (Escritor alemán).

Luego hay besos que sólo se dan con los ojos, que las bocas nunca llegan a probar.

jueves, 23 de abril de 2009

Día del libro...

Hoy, día 23 de Abril se celebra en España (y en medio mundo), el día del libro. Muchas veces se conmemoran actos absurdos y sin sentido por todas partes. En este caso, se celebra el día más negro para la Literatura universal. El 23 de abril se celebra el día en que murieron Miguel de Cervantes y William Shakespeare.
De tan negra fecha se sacan cosas buenas, como la entrega anual de los premios Miguel de Cervantes a la Literatura Universal en lengua castellana que otorga el Rey de España en la Universidad Cisneriana de Alcalá de Henares (primera Universidad Complutense).
Este hecho nos alienta, nos recuerda que de todo lo malo se puede sacar algo bueno.
Pero qué queréis que os diga... a mí me sigue dando mucha rabia que las dos figuras más importantes que ha dado la literatura universal murieran el mismo día del mismo año... también es casualidad, qué ganas de dejarnos sin talentos literarios...

martes, 21 de abril de 2009

Volver a perder...

Hoy me he levantado y me he dicho a mí mismo que iba a buscar en tus ojos una señal de que me estás esperando...
hoy he decidido volver a perder...

domingo, 19 de abril de 2009

La mujerez...


Y qué el mundo esté lleno de Susanitas...

viernes, 17 de abril de 2009

La ventana, la escalera y la cama de Marta

Sentada sobre el último escalón, contemplaba con interés el amplio ventanal que se abría al pie de la escalera.
Tenía las piernas dobladas y los pies apoyados en el siguiente escalón. Se abrazaba las rodillas con las manos y sujetaba su barbilla sobre ellas.
Su mirada estaba concentrada en un punto concreto del paisaje, un punto indeterminado que podía ser una de las palmeras de la playa, una gaviota, un bañista, el mar, el cielo o todo la vez.
Su mente, por el contrario, no estaba en la playa, ni siquiera estaba fija en ese momento.
El tacto de mármol frío del escalón y el olor de la barandilla de madera le recordaba a Marta y a sus constantes riñas.
Su mente estaba lejos, tan lejos como estaban los últimos años de la infancia y los primeros de la adolescencia. Tan lejos como quedaban todas las risas y los juegos.
De golpe, una tarde en aquella escalera, acudió a su memoria como un fogonazo. Marta y ella estaban una junto a la otra en aquel escalón. Mamá les había regañado por impedir el paso de la gente por la escalera, pero no habían hecho caso.
Marta debía tener doce años, aun se divertía jugando, pero cada vez más comenzaba a interesarse por los chicos.
Llovía, se acordaba porque desde los catorce años se sentaba en aquella escalera solo cuando llovía. Siempre que lo hacía, Marta se sentaba a su lado para recordar viejos tiempos, cuando ese conjunto de mármol y madera era mucho más que una escalera, eran casas, mundos, barcos, sueños, la selva, un zoológico... Ahora solo era un instrumento funcional, un elemento que formaba parte de su hogar y permitía hacer cosas importantes como subir a dormir, bajar a comer o a la calle. Pero ya nunca se detenía allí. Ya nunca intentaba saltar varios escalones, ni echaba careras arriba y abajo hasta el espejo del recibidor.
Quizás fuera eso lo que hacía que los días de lluvia ella se sentase allí. Era como visitar a un viejo amigo y estar hablando durante horas de recuerdos comunes.
A veces, cuando estaba triste, sentarse en las escaleras era como disfrutar de una buena compañía de esas en las que no hace falta hablar, solo estar juntos.
Marta había aprendido a respetar ese silencio y por ello se había convertido en un pilar importante de su vida.
Aquella tarde se quedó mirando la lluvia hasta después de cenar. Su madre subió a buscarlas, pero solo bajó Marta. Cuando se quedó sola, observó sin parpadear la ventana hasta que una lágrima rodó por su mejilla.
Sabía que no era una lágrima de tristeza, que era por el esfuerzo de mantener el ojo fijo en un punto, pero confiaba en que, llegada la primera, aunque fuera una lágrima fría e irreal, llegaran las demás. No fue así. La lágrima se secó en su cara sin que hiciera el menor esfuerzo por limpiársela.
Horas más tarde, su madre subió con un sándwich y un vaso de leche y, sin decir nada, lo dejó a su lado mientras le daba un beso de buenas noches.
Ella sonrió y cogió con gusto el vaso de leche mientras su madre continuó su camino hasta la habitación.
Sin ponerse de acuerdo directamente, cada vez que las escaleras estaban ocupadas por alguien, estaba prohibido hablar con esa persona, solo se podía ir y sentar a su lada para acompañar su silencio. Cada vez que al bajar a la cocina, alguien se encontraba con ella sentada con aire ausente y la cabeza apoyada en una mano, al volver a subir depositaba a su lado un vaso de zumo, unas galletas, un refresco o simplemente un beso. Nadie le preguntaba nada sobre s estado, cosa que agradecería y si alguna vez tenía ganas de contar sus sentimientos, acudía despacio al cuarto de Marta y llamaba suavemente antes de entrar. Marta enseguida entendía la necesidad de su hermana y dejaba lo que estuviera haciendo para sentarse en la cama con ella y charlar de lo que hiciera falta. Cada una agarraba uno de los cojines que había sobre la cama y se abrazaba a él mientras contaba lo que tenía que contar. Siempre que hablaban de cosas serias se iban a la cama de Marta. La de ella no servía para esas cosas, ni el sofá del salón, ni las escaleras, donde no se podía hablar.
Ella parpadeó varias veces con fuerza y regresó del mundo de los recuerdos. La ventana seguía en su sitio y el mar también. Hacía calor, pero la ventana estaba cerrada y los gritos de los niños y las gaviotas llegaban a sus oídos amortiguadas, como las canciones que se escuchan a veces en las radios de los vecinos.
Quizás hacía años que no se sentaba en la escalera, quizás hacía más. Mamá se había marchado para siempre y la casa había sido cerrada por un tiempo. Cuando Marta le comentó la intención de venderla le pareció una buena idea, todo lo que allí había era un cascarón vacío ahora que se habían llevado los recuerdos, las fotos y las risas. Pero al llegar allí se habían acordado de la ventana, la escalera y la cama de Marta. No lo había pensado nunca, pero esos tres muebles aparentemente sin vida, eran parte de su vida, como su hermana misma. Aún así, no había llorado. No había llorado ni a la muerte de mamá, no quería más lágrimas frías, ya lloraría en su interior lo que tuviese que llorar.
Marta apareció al pie de la escalera y apreció sorprenderse al ver a su hermana sentada en lo alto. Abrió la boca para decir algo, pero se acordó de la norma implícita y la volvió a cerrar. Sonrió y subió en silencio hasta sentarse a su lado. Luego pasó un brazo por su hombro y apoyó su cabeza junto a la de su hermana.
Quizás nunca es tarde para volver a casa.
Tras la ventana el sol se estaba poniendo, era el fin de un nuevo día, otro más. Sin embargo, del otro lado de la ventana, había dos hermanas, juntas y solas, que apreciaban la sutil diferencia entre un final más y un nuevo comienzo.

miércoles, 15 de abril de 2009

"Un roce al paso,/una mirada fugaz entre las sombras"

No decía palabras - Luis Cernuda

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.

lunes, 13 de abril de 2009

1.003.234

Ese es el número de neuronas que he perdido según me ha dicho un amigo con todo lo que he bebido en esta semana santa. Por supuesto el número es un poco aleatorio, pero vamos, lo que viene a decir es que no he podido beber más desde el miércoles hasta ayer domingo...

Pero ¿Y lo feliz que he sido hasta hoy?

sábado, 11 de abril de 2009

"Me cuesta recordar mis pasos por el carnaval"

NENA DACONTE - EL ALEPH

Me cuesta recordar mis pasos por el carnaval,
Con quien estuve, con quien me puse yo a bailar.
Tardamos mucho en no volver a ver la luz del sol nacer,
Tardamos tanto que salió un aleph en un rincón.

Desde entonces le pierdo la pista, no sé a lo que fue, no sé adonde vuela, no sé dónde está,

Donde está,
Mi corazón donde se ha ido a derrumbar,
Mi corazón que alguien lo busque para mí,
Donde está, que esta noche no duerme contigo.

Donde está,
Mi corazón que alguien le diga que volví,
Mi corazón que alguien le diga que pasó lo peor,
Que esta noche me muero de frío.

Donde está, que alguien lo busque para mí,
Que alguien lo ate para ti,
Que alguien lo encuentre, le diga que lo ando buscando por toda la ciudad.

Qué fue lo que vio desde el rincón del comedor,
Que le hizo marcharse de aquí sin ganas de volver.
La vida es una vez, le intentaba yo contar,
Exprime lo mejor y entonces se largó.

Y así fue como apenas recuerdo que perdí los besos, las ganas de hacerlo, las ganas de ti.

Donde está,
Mi corazón donde se ha ido a derrumbar,
Mi corazón que alguien lo busque para mí,
Donde está, que esta noche no duerme contigo.

Donde está,
Mi corazón que alguien le diga que volví,
Mi corazón que alguien le diga que pasó lo peor,
Que esta noche me muero de frío.

Donde está, que alguien lo busque para mí,
Que alguien lo ate para ti,
Que alguien lo encuentre, le diga que lo ando buscando por toda la ciudad.

Es como borrar un huracán,
Que me perdone pero dónde está,
Que alguien le diga que lo ando buscando a oscuras por toda la ciudad.

Es como David, yo soy Goliat,
Es tan pequeño que donde estará,
No quiero batallas pero estoy tan sola y perdida en esta ciudad,

Es no hacer lo que hacen los demás,
Lo que le habrá hecho regresar,
A su mundo perfecto, lo doy por perdido, de allí nadie ha vuelto jamás.

No suelo hacerlo, pero este vídeo es precioso, o al menos, más currado que la media...

jueves, 9 de abril de 2009

Conferenciante homófoba en la Universidad

Os pongo un vídeo que circula por Internet que no tiene desperdicio, ojo a las declaraciones en pleno 2009.




http://www.youtube.com/watch?v=lG3NPPiQkks

martes, 7 de abril de 2009

Una gran verdad

"Aunque estés solo, no debes decir ni hacer nada malo. Aprende a avergonzarte más ante ti que ante los demás."


Demócrito de Abdera

Al fin y al cabo, lo que te digan los demás puede ser verdad o mentira...

domingo, 5 de abril de 2009

:)

Hay días en los que te levantas y los engranajes del mundo parecen haber sido engrasados sólo para tí.
Y no hace falta que se alineen los planetas o que pase algo maravilloso. Simplemente las cosas funcionan, el tiempo pasa suave y seguro sobre nuestras vidas. Simplemente eres féliz y el hecho de no querer preguntarme porqué, te hace ser aún mucho más feliz. :)

viernes, 3 de abril de 2009

Sútil crítica...


miércoles, 1 de abril de 2009

Los trozos de tiza.

La tiza estaba rota. Al caer al suelo, la barra se había partido en varios trozos que habían salido disparados en todas direcciones.
Julio contemplaba uno que se había quedado cerca de las ventanas de la clase. De pronto se acordó de La Regenta. Había leído el libro en el instituto y no le había gustado excesivamente, pero ahí estaba el recuerdo, nítido.
Podía ver a Ana Ozores, quizás sentada, quizás junto a la ventana. Sería un día nublado, la luz apenas iluminaba un trozo de la estancia, lo suficiente como para alumbrar un cenicero. Ana, la inocente Ana, lo miraba mientras observaba un cigarrillo consumirse sobre él.
Julio podía entender en ese momento a Ana Ozores. Julio era Ana Ozores y aquella tiza rota era su vida.
Casi podía sentirse como el propio Clarín cuando entendió el dolor de su personaje. Sintió un escalofrío. Ella estaba en Oviedo, la falsa Vetusta, él estaba en Carabanchel, otra Vetusta cualquiera. Quizás Clarín debería haber escrito una novela sobre su vida, sobre tizas rotas y vidas cruzadas.
Un trozo de su vida se había quedado en Vigo, quizás el trozo más grande. Comenzaba a no entender las razones que le habían hecho abandonar su vida para poder trabajar. ¿De qué servía tener dinero al llegar a un piso vacío? ¿De qué servía poder pagarse una vida si no tenía vida? Empezaba a cuestionarse si su decisión había sido la adecuada. Allí estaban sus amigos, su familia... ella.
En Carabanchel sólo había un colegio público, cientos de niños que le parecían iguales, pizarras llenas de números y trozos de tiza desperdigados.
Quería volver a leer La Regenta. Quizás leyera de nuevo a Bécquer o algo de Larra. La verdad es que siempre se había imaginado dando clases de literatura y no de matemáticas, pero al llegar la selectividad, descubrió que la literatura no se podía enseñar, que sería muy desgraciado intentándolo.
Las matemáticas, otro trozo de tiza. Había tantos que no podía verlos todos. Ana Ozores se habría vuelto loca en su lugar, al menos su cigarro se consumía en soledad y todo de una vez. Él se consumía de golpe, en miles de trozos y ante la mirada de todo el mundo.
Se acercaba junio y la ventana estaba abierta. El aire desplazó uno de los trozos, que giró sobre sí mismo. Julio se agachó, lo recogió y se puso a apretarlo con rabia.
-¿Julio?-
Su mano se relajó. Sus ojos volvieron al presente. Ya no veía a Ana Ozores recortada por la luz de la ventana. Ya no estaba en el siglo XIX y no había cigarros a medio consumir.
En su lugar había veintidós niños. Laura, la niña de las coletas le había hecho una pregunta.
Quizás fuera sobre las ecuaciones que había dibujadas en la pizarra, quizás sobre el examen del jueves o sobre los deberes de aquella tarde. Julio no lo sabía, sólo sabía que aquella niña no quería saber nada sobre tizas rotas, sobre vidas abandonadas en Vigo o sobre mujeres que se consumían mirando por las ventanas de la gris Vetusta. Sonrió entristecido y, con el trozo de tiza en la mano, se puso a resolver la ecuación de la pizarra sin responder ninguna pregunta.
Ni las suyas, ni las de la niña.