miércoles, 30 de julio de 2008

Mi ausencia...

Queridos lectores/as. Actualizo para justificar todo este tiempo que habéis estado sin saber de mi.
He estado una semana en Murcia y ahora ando por tierras sorianas en el pueblo de mi madre. Ese es el principal motivo de mi ausencia y ahoraescribo para avisaros de que pasará un periodo de tiempo largo en el que actualizaré cuando y con lo que pueda, sin periodicidad ni temario fijo. Lo digo más que nada para que no me echéis de menos (que sé que no lo haréis) en vuestros blogs y en vuestras vidas. Prometo ponerme al día en cuanto vuelva a la civilización moderna.

Nada más. Felices vacaciones.
Un abrazo.
Marcos Ortega

miércoles, 23 de julio de 2008

A petición popular

Encendió la luz y se sentó en la cama. Estaba mareado y sentía nauseas. Se levantó y fue a beber un vaso de agua en el baño. La noche era cerrada y no se veía ninguna estrella, su sombra se unía con las sombras de la noche y se fundían en la oscuridad. Se miró al espejo, tenía los ojos hinchados y rojos, irritados. Estaba pálido y tenía grandes ojeras. Llevaba más de tres días sin dormir, las voces no cesaban. Volvió a su habitación y se volvió a tumbar en la cama sin apagar la luz. Volvieron las voces a su cabeza.

Se revolvió y movió la cabeza violentamente para hacerlas callar, pero no surgió efecto, entonces comenzó a llorar. Era un llanto lastimero y entrecortado, un llanto de lástima por si mismo, un llanto de desesperación. Continuó llorando largo rato hasta que no le quedaron fuerzas, entonces tomó una determinación.

Salió de su habitación y fue a la cocina, en el fregadero se encontraban todas las botellas vacías de güisqui que había bebido a lo largo de esos tres días. El alcohol era un consuelo para el, pues su efecto acallaba las voces de su cabeza y le permitía dormir al borde del coma. Abrió el primer cajón y sacó un cuchillo, acto seguido fue al baño y se sentó en el suelo junto a la bañera. Volvió a llorar.

En un acto de valentía se dijo: -Que suicida más limpio, que se va a matar a la bañera para no manchar.- Y sonrió amargamente entre lágrimas como sonríen los dementes. Pero el sabía que no era un demente, lo había pensado varias veces a lo largo de estos días, pero había llegado a la conclusión de que las voces eran reales y que solo había una manera de callarlas para siempre.

Las voces no eran normales, no al menos para él. Las voces eran gritos desgarradores, insultos, lamentos desesperados y arrebatos de furia. Atacaban cuando menos se lo esperaba y no sabía cuando podían durar. Estaba solo y lo sabía, solo tenía sus voces.

Agarró el cuchillo con firmeza con la mano derecha y extendió el brazo izquierdo. Contempló su propio reflejo en el cuchillo. Sabía que le iba a doler, encima el cuchillo era de sierra; sería toda una escabechina. Una lágrima volvió a caer de sus ojos y pasó por su mejilla. Con el dorso de la mano la recogió antes de que cayera por su barbilla. Cerró los ojos y acercó el cuchillo a su muñeca.

Entre lágrimas hundió el metal en la carne y fue notando poco a poco un dolor helado y veloz, como el que se siente cuando el viento te corta la cara. El dolor llegó a su espalda y de ahí se extendió a todo el cuerpo. Abrió los ojos y dejó escapar un gemido. Las primeras gotas de sangre comenzaban a salir.

Necesitaba un corte más profundo si quería acabar rápido, pero el dolor comenzaba a paralizarlo y la visión de la sangre le mareaba. De su muñeca nacían hilos de sangre que caían hacia su cuerpo y un buen chorro de ellos caía hacía la bañera, que comenzaba a presentar un aspecto bastante violento. La sangre resbalaba despacio hacía el desagüe y dejaba un rastro rojo a su paso. Los ríos negros comenzaban a ser más profundos a medida que, entre gritos y lágrimas, el cuchillo se iba abriendo camino entre la vida y la muerte.

Hubo un momento en el que no supo diferenciar fantasía de realidad ni dolor de neutralidad. Alternaba breves momentos de locura con otros de felicidad. Estaba esperando para ver el túnel, estaba esperando para ver pasar su vida y solo veía la sangre caer. El dolor era mucho más insoportable de lo que había previsto, pero era necesario. Ahora quería morir, odiaba la vida, lo odiaba todo y a todos.

En un último suspiro, solo se le ocurrió pensar que se arrepentía.

lunes, 21 de julio de 2008

¿Amanece o anochece?

El otro día, al actualizar con la poesía de Lorca, busqué una foto en el google con el nombre de Alba. Aparte de descubrir que la gente está muy salida, decidí probar con otros sinónimos como amanecer. El resultado fue la foto que acompañaba a la poesía. Luego, la curiosidad, esa maldita serpiente que te pica cuando menos te lo esperas, me hizo probar a buscar fotos de atardeceres. Cual fue mi sorpresa cuando encontré (entre otras) la misma foto que había puesto para la poesía.
Y eso me hizo pensar...


Una foto de una puesta de sol no se diferencia en nada a una foto de un amanecer, la única diferencia es a perspectiva con la que nosotros mismos nos enfrentemos a la imagen.
Y el hecho de que una pesona vea un atardecer y otra un amanecer creo que tiene algo que ver con la relación que existeentre medio lleno y medio vacío.
Aunque en ese caso cabe la posibilidad de decir que el vaso está a la mitad y ya está, es decir, está igual de lleno que vacío. Pero en este caso no. No puedes decir está medio anocheciendo y medio amaneciendo. O te parece un amanecer o un atardecer...
Y ambos son iguales.


Llegados a ese punto y con mis dos neuronas echando humo he dicho: ¿Y yo que veo? La primera vez que vi la foto di por sentado que era un amanecer y por tanto en mi cabeza ya estaba formada esa asociación, pero con otras fotos...

Probé a buscar fotos con la palabra sol y tras unas cuantas búsquedas encontré fotos de atardeceres/amaneceres sin especificación...
Para mi siempre eran amaneceres, y no soy una persona muy positiva, soy bastante realista...


¿Y tú que ves en la foto de la poesía?

domingo, 20 de julio de 2008

En el metro...

Ayer, día que me tocaba actualiza rno pude hacrlo por varias razones, la principal fue que no tuve tiempo en todo el día de acercarme al ordenador y, que cuando conseguí hacerlo, Internet no me funcionaba. Así que actualizo hoy por ayer y mañana ya vuelvo al ritmo habitual de actualizaciones.
Sé que no me habíais echado de menos, pero por si acaso era mi deber avisar...

A las 6 de la mañana volvía yo de fetsa de Madrid en el metro con dos amigos. Entre el pedo, la resaca y las ganas de morirme no prestaba mucha atención al resto de borrachos que iban en el metro hasta que un par de muchachos se han puesto a insultar y a amenazar a un hombre sudamericano utiizando insultos xenófobos y llegando incluso a empujar y agarrar del cuello.
Lo peor de todo, es que los jóvenes lo estaban haciendo al parecer porque el hombre les había contestado a uno de los insultos, como si él no tuviese derecho a defenderse y tuviera que bajar la cabeza. El hombr llevaba una mochila e iba a trabajar y los dos chicos se defendían de las miradas de los demas diciendo algo como: "Venimos de fiesta, ¿Qué esperáis?"
Yo también volvía de fiesta y no me iba pegando con nadie, yo también soy español y no insulto a la gente, yo soy más jóven que ellos y por lo que veo mucho más maduro.
Me he avergonzado de ser español, me he avergonzado de ser jóven y de salir de fiesta. Pero luego me he dicho que eso no es justo. Que la vergüenza la deberían sentir ellos, que ni son jóvenes, ni españoles, ni saben salir de fiesta... y si he de salirme de alguno de esos adjetivos para que no me mezclen con ellos lo haré, pero que quede constancia que los que no tienen cabida son ellos.

Odio la gente del metro...

jueves, 17 de julio de 2008

"Hoy mi pecho está reseco/ como una estrella apagada"

¿Puede ser más bonita? Cada día me gusta más la poesía...
Ahora no recuerdo como se amaba, me duele enamorarme, tengo miedo de confiar... Gracias por dejarme ¬¬


ALBA

Mi corazón oprimido
Siente junto a la alborada
El dolor de sus amores
Y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma.
La gran tumba de la noche
Su negro velo levanta
Para ocultar con el día
La inmensa cumbre estrellada.

¡Qué haré yo sobre estos campos
Cogiendo nidos y ramas
Rodeado de la aurora
Y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
Muertos a las luces claras
Y no ha de sentir mi carne
El calor de tus miradas!
¿Por qué te perdí por siempre
En aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
Como una estrella apagada.


Federico García Lorca

martes, 15 de julio de 2008

La Pasión

Recorrí lentamente con la mirada el contorno de su cuerpo en la cama.
Me sentí tan afortunado por el hecho de que estuviera a mi lado que se me erizaron los pelos del brazo. Con el dedo índice de mi mano derecha, y apoyado con la otra en la cama, recorrí cada una de sus curvas, del tobillo hasta el cuello.
Noté como su cuerpo se estremecía y como se le ponía la piel de gallina. Sonreí divertido y acerqué mi nariz a su piel. Aspiré su aroma intensamente y deposité un beso suave en su hombro.

Creo que aun no se había despertado. Las sábanas estaban revueltas, y sobre su espalda se reflejaban las sombras de la persiana semibajada con la luz del amanecer.
Tenía los pies metidos bajo el doblez de la sábana, que estaba apartada al final de la cama, y se agarraba a sus propios brazos como si tuviera frío. Estaba en una posición fetal, lo que daba un aspecto tierno que no tenía si no dormía.
Yo me moría por sus besos y recordaba una y otra vez la pasión con la que me había desnudado hacía unas horas. Contemplé sin parar de sonreír las prendas diseminadas por el cuarto, todas revueltas y tiradas en sitios y posturas diferentes.

Me levanté, completamente desnudo, sin sentir vergüenza ninguna y caminé despacio hasta el baño, descorrí la cortina y me introduje en la ducha.
No había parado de sonreír en ningún momento. Mientras me duchaba pensaba en lo rara que es la felicidad. Para muchos es dinero, una casa, hijos... Para mí era una noche al mes, en un mal motel de carretera, con la persona que más amaba y con la que el mundo se empeñaba en no dejarme estar...

domingo, 13 de julio de 2008

Test

Va por Roci y por Carli, mis amigas bloggeras! pero no os acostumbréis que no se repetirá a menudo.

Mi nombre: Alej, Alejandro, Marcos y demás derivaciones de mi nombre (Aleks).
Teléfono: el mismo que cuando tenía 14 años.
Estatura: 1,76
Peso: demasiado...
Vivo en: Alcalá de Henares, donde cuatro huevos son dos pares (Madrid)
Estudio: periodismo, 5º, pero estudiar estudiar....
Lo último divertido que he hecho: Volver de Turleque en coche y cantar mientras.
Última vez que he llorado: no me acuerdo, estoy muerto por dentro... creo que fue viendo una serie de televisión, solo dios sabe porqe lloré ahí...
Me da miedo: la falsedad y no ser valiente.
Odio: la prepotencia, los malos conductores, la gente muy lista y la gente muy tonta.
Quiero: tener tiempo paa hacer todo lo que quiero.
Última vez que amé: siempre amo.
Un placer: uno? porque solo uno? yo los quiero todos!
Nunca como: algo que no huela bien.
Nunca bebo: cerveza
Bebida alcohólica favorita: vodka
Planes para el fin de semana: acabo de volver, pero este finde pues fiesta!!!!
Mi mascota es: un pastor alemán que es genial! Mi Truman!!!
Nunca me pongo: ropa del jack and jones
Piercings: ninguno, espero morirme con el mismo numero de agujeros con el que naci...
Tacón o sandalia: ¡TACÓN! las mujeres siempre tacón, es la única cosa que nvidio de ellas, su calzado es mucho más bonio que el nuestro.
Leo: literatura fantástica y de misterio principalmente, luego libros recomendados por gente que sea buen lector.
Me indigna: La hipocresía, los toros, la gente de derechas o de izquierdas que lo son por que si, sin pensar.
Citas románticas en: cualquier sitio, lo importante es la persona.
Gafas: sí, miopía(pero llevo lentillas)
Música: pop comercial y mi queridos piratas...
Una película: Moulin rouge, american beauty...
Un disco: Abrazar la vida de Luis Fonsi
Montañas rusas: Uf, con la de mi vida o la lucha de mis personalidades me vale...

viernes, 11 de julio de 2008

El vagón

-!Dios mío, pero si aún no me has dicho tu nombre!-
El chico sonrío avergonzado y esperó a la contestación de ella.
-Me llamo Julia, ¿tu?-
-Pedro-
Hubo un silencio tenso, el primero desde que se habían conocido. El vagón estaba vacío y ellos estaban sentados el uno enfrente del otro, de manera que cada uno veía su rostro reflejado en el cristal y al otro al lado.
Julia llevaba la carpeta de los apuntes de la universidad encima de las piernas y los brazos cruzados encima. Vestía una camiseta blanca con una frase ingeniosa en inglés bordada en color rosa pastel. En las piernas llevaba un pantalón de deporte azul cielo y unas deportivas blancas.
Pedro tenía una camisa de tirantes negra y unos pantalones pirata vaqueros y estaba sentado con una pierna sobre la otra. Se contemplaron durante un instante, instante que se les antojo eterno. Julia miraba los ojos negros de Pedro y pensaba que eran arrebatadores, misteriosos, transmitían un peligro y una lujuria mayor a la que había experimentado nunca. Los ojos de Julia eran expertos y mentirosos, como Pedro pensaba que eran todos los ojos verdes.
-Ojos de bruja.- Pensó. Y recordó que además tenía el pelo rizado y pelirrojo. -Una mujer de la que no me tengo que fiar.-
-¿Sabes que llevamos dando vueltas en el metro una hora y media?-
-¿Tienes algo mejor que hacer?-
Pedro se puso nervioso y se echó hacia atrás un mechón de pelo que le caía en la frente. Tenía el pelo moreno y liso, lo llevaba peinado hacia atrás y le llegaba hasta la altura de la barbilla.
-¿Te altero?- Julia sonrió y dejó la carpeta a un lado para apoyar sus codos en las rodillas y apoyar con ellos su cara al echarse hacia alante.
-Mucho.- Una gota de sudor resbaló por su frente y comenzó a notar la garganta reseca.
-¿Porqué tienes los ojos negros?- Pedro comenzó a reírse.
-Nose, herencia de familia supongo.- Julia pensó un momento su respuesta.
-Yo he heredado muchas cosas de mi familia, menos el nombre.-
-Julia no es un nombre de bruja.- Pensó Pedro.
-Deja de pensar tonterías ¿Quieres? Yo me bajo en la siguiente parada, ningún tren llega hasta ella excepto este, si no te bajas ahora nunca me encontrarás.-
-¿Quién te ha dicho que quiero encontrarte?-
-Tu por supuesto, tus ojos no dicen otra cosa, no soy una bruja ¿o si?-
-tenía entendido que las brujas no existen.-
-Y puede que así sea, puede que pasen o dejen de pasar muchas cosas, como que te bajes conmigo en esta parada o que te arrepientas el resto de tu vida.-
-Pareces saberlo todo, ¿qué pasaría si me bajo?-
-Tienes razón, parezco saberlo todo, pero no lo se.- El tren se acercó lentamente a una parada de metro vacía, Pedro trató de fijarse en el nombre de la estación, pero no vio ningún cartel ni ninguna identificación. Julia se levantó y salió al anden. Pedro la siguió y se quedaron uno enfrente del otro separados por la puerta, aun abierta, del vagón.
-Un solo paso te separa de tu destino.-
-Si no lo doy y me quedo mi destino sería este, este vagón.- Julia sonrió.
-Ya has elegido, ahora decide, da un paso o despídete.-
Pedro sonrió y asintió con la cabeza, sabía lo que iba a hacer.

miércoles, 9 de julio de 2008

La bola de nieve.

Los rumores. Son pequeñas frases o palabras que surgen de bocas o dedos y que comunican algo que no se sabe con certeza. Muchas veces son fundados en interpretaciones que hacemos de palabras cazadas al vuelo o de imágenes que se presentan ante nuestros ojos por casualidad. Pero nunca están contrastados.

Como periodista sé muy bien que debo evitar este tipo de información, pero no puedo evitar sentir una cierta curiosidad traviesa hacia el tipo de reacción y comportamiento que generan. A priori nadie desconfía de alguien cercano, por muy inverosímil que sea la información que le transmite, pero bien, esa información puede no ser real, puede no estar contrastada o lo que es peor, puede ser falsa del todo.
¿Qué ocurre entonces? Esa historia es tomada por cierta, es decir, en su totalidad, sin tener en cuenta ni por un momento la parte creíble y la increíble y es transmitida al entorno cercano al receptor como cierta aunque a él le haya llegado como probable y a su anterior interlocutor como improbable.
¿A qué os recuerda esto? A mi personalmente a una gran bola de nieve.
Las bolas de nieve empiezan siendo pequeñas y comienzan a rodar inocentes por una ladera hasta que más y más nieve queda adherida a su superficie y la velocidad va aumentando hasta alcanzar velocidades y tamaños de vértigo.
Los rumores actúan de la misma manera, uno empieza contándolo como algo anecdótico y poco probable y acaba siendo tomado por una verdad universal. s
¿Esto por qué ocurre? Muy sencillo, hay dos razones principales que lo explican. La primera es que todos tendemos a añadir u omitir detalles de las historias que contamos en función de la persona, el lugar o la situación en la que la contemos, por lo que el rumor puede ir engordando o deformándose a medida que se extiende. Y la segunda es que nadie desconfía, como he dicho antes, de un amigo. Y tus amigos no van a desconfiar de ti, ni sus amigos de ellos, por lo que el rumor boca a boca tiene gran fiabilidad y muchas posibilidades de extenderse rápidamente.
¿Qué hay de verdad en todo rumor? A veces nada. A veces si es cierto que cuando el río suena... pero las menos. Hay que tener cuidado con la información recibida, teniendo en cuenta y analizando como ha sido recibida esa información, porque a lo mejor te fías de tu amigo, pero ¿Te fías del amigo de tu amigo? También es importante tener en cuenta la posibilidad de contrastar la información y de que sea cierta y sobre todo, tratar de escuchar todas las versiones antes de creerlo.

Como periodista no debo creer en los rumores, pero existen, como la magia, y están en todas partes. Si no les prestase atención me estaría cerrando a una realidad que existe en toda sociedad y que forma parte de nosotros, me estaría cerrando a un fenómeno que ha levantado héroes y leyendas y que ha hecho caer a hombres y reyes de sus pedestales. Al principio nadie creía en el periodismo y hoy se valora su poder. ¿Por qué entonces no valorar los rumores? A mi modo de ver son fuerzas muy poderosas, aunque si bien es cierto que son poco controlables debido a su maleabilidad. Pero son dignas de atención y de estudio. Estoy seguro de esto. Tan seguro como que me lo contó un amigo mío...

lunes, 7 de julio de 2008

"Poderse querer más de dos"

Hoy os dejo una canción.
Es una canción divertida y un poco golfa, de las que me gustan a mi y que refleja el estado mental con el que afronto este verano. Un poco de filosofía de "vive deja vivir" mezclada con otro poco de "voy a vivir el presente y a hacer lo que me de la gana".
La canción se llama "¡Qué grande es esto del amor!" y es del grupo Café Quijano, del disco que lleva el mismo nombre que la canción.
Aquí os la dejo. A vivir la vida que son dos días!

Me junto con unos billetes
que había ganado en un bar,
en una velada canalla,
jugando a los juegos de azar.

Después de seis horas jugando,
comienzo pronto a celebrarlo,
con dos camareras me largo,
en copas lo voy gastando.

El caso es que quiero dormir,
de amantes me valen las dos.
No creo que deba elegir,
qué grande es esto del amor.

A una le quito la ropa,
la otra se la quita sola.
Comienza la noche de bodas,
comienza la fiesta dealcoba.

Qué grande es esto del amor,
poderse querer más de dos.
Jugar a los celos, decir dos te quieros.
Tres bocas buscando secretos besando.

Dos manos no dan para nada,
me invento doscientas palabras.
Me cubren el pecho y la espalda,
me notolas piernas cansadas.

A las ocho de la mañana
se cierra el telón de los sueños,
respiro perdido en la cama,
con risa de niño pequeño.

Qué grande es esto del amor,
poderse querer más de dos.
Jugar a los celos, decir dos te quieros.
Tres bocas buscando secretos besando.

Qué grande es esto del amor,
poderse querer más de dos.
Jugar a los celos, decir dos te quieros.
Tres bocas buscando secretos besando.

Hay que quererse, hay que abrazarse,
que amar es compartir.
Hacer el bien y hacerlo bien,
es lo menos que se puede pedir.

Qué grande es esto del amor,
poderse querer más de dos.
Jugar a los celos, decir dos te quieros.
Tres bocas buscando secretos besando.

Café Quijano- Qué grande es esto del amor.

sábado, 5 de julio de 2008

Campos de Castilla

Hoy la resaca, mi fiel compañera, no me deja actualizar con nada más inteligente o más emotivo, o más creativo que un texto de otra persona. Por eso os dejo aquí una poesía de Antonio Machado que me gusta mucho porque me recuerda a los paisajes de mi pueblo en Soria. Solo de leerla de nuevo me han entrado ganas de irme corriendo allí... y ya queda poco para que lo haga, los veranos en Castilla son geniales.

Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...

¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?

Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.

Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.

Campos de Castilla

jueves, 3 de julio de 2008

¿Quieres o te quieren?

Las relaciones amorosas nunca son lo que parece. Todos buscamos a alguien que nos quiera y que nos trate bien, siempre decimos: "Mira ese/a, que suerte tiene, le tratan como un rey/reina.
Pero a la hora de la verdad nunca buscamos eso.

Y es que hay dos tipos de personas en una relación, los enamorados y los que aguantan.
Los primeros son los que creen ciegamente en su pareja y en su relación. Se piensan que la otra persona está en el mismo punto de enamoramiento que ellos y lo dan todo.
Los que aguantan saben que la otra persona está muy enamorada de ellos, y saben que ellos no lo están tanto de la otra persona y que ésta nunca se dará cuenta. Son conscientes de que a veces es mejor tener a alguien que te quiera antes que no tener nada, pero correrán a la primera oportunidad que tengan de estar con alguien mejor.
Y eso pasa en todas las relaciones. Muy pocas veces se encuentra el equilibrio, es decir, que los dos se quieran al mismo nivel o que se odien al mismo nivel. Eso solo pasa en las películas amigos mios.

Pensando me he dicho a mi mismo. ¿Yo qué preferiría ser? Y es una respuesta dificil. Por un lado, engancharse de alguien que no te quiere como tú a él es muy duro, pero si esa persona te sigue el juego durante un tiempo y te hace creer que está enamorada de ti, puede que sean los momentos más felices de tu vida, pero si por el contrario, pasa de ti...
Por el otro lado, estar con alguien que te quiere más de lo que tú le quieres es muy duro. Si sigues adelante con la esperanza de "seguro que merece la pena, tengo que ir conociéndole a ver que sale" lo más probable es que un día te des cuenta de que no puedes seguir jugando con una persona solo porque te haga sentir bien. Y si decides no tener nada serio con esa persona, te atormentará tanto su sufrimiento (puesto que si decides eso, esa persona se enganchará aun más de ti (si señores, así somos los humanos)) como la duda de si en realidad esa persona no era la aecuada. Y te acordarás cada vez que te hagan daño del daño que tú hiciste sin querer y dirás: "Alomejor me lo merezco" y te prometes "La próxima vez me enamoraré de alguien que me quiera, lo juro".
Pero siempre vovemos a caer...

Y tú... ¿Quieres o te quieren?

martes, 1 de julio de 2008

El Teléfono.

Contemplaba el teléfono como si su vida dependiera de no parpadear, como si al cerrar los ojos la felicidad se fuera a escapar volando a través de él y su vida ya no tuviera sentido. El teléfono, irónico recuerdo de las promesas no cumplidas. Miraba sus ojos desafiante, sonreía con desgana y aguantaba la mirada. Un teléfono gris, antiguo, de ruleta, pero nadie llamaba.
La noche había entrado sigilosamente en el silencioso cuarto y se había acomodado encima de una silla, llenando de sombras la habitación. Tan solo una lámpara de pie alumbraba la escena desde una esquina. Comprobó el cable del teléfono por décima vez en toda la tarde y se acomodó de nuevo en el sofá con los brazos cruzados bajo la barbilla y la mirada fija en los números de la ruleta, esperando una señal. La lámpara parpadeaba de vez en cuando, cansada de alumbrar aquella triste escena y de buen grado se hubiese fundido para dejar llorar en paz a aquélla melancólica figura que seguía pendiente del singular aparato.

Llega un momento en el que no sabes cuanto dura un minuto ni una hora, ni si has comido en varios días o si alguna vez te prometieron que te iban a llamar. La primera hora barajas dos o tres posibilidades acerca de la razón por la que no lo han hecho, luego descartas alguna y rumias una con excesivo gusto, regodeándote en tu propio consuelo, olvidándote de que se han olvidado de ti. Luego acabas descartándola y comienzas a odiar, a maldecir y a cabrearte con el ser de memoria frágil que no se acerca al teléfono. Pero eso también pasa, es entonces cuando todos los malos sentimientos desterrados se vuelven contra ti y te culpas por seguir mirando con insistencia el teléfono, al que comienzas a decir mentalmente: suena, suena, suena,... No es aun el punto más patético que puedes alcanzar, sin duda apenas no se habrá puesto el sol y ahora es cuando puedes comenzar a pensar en llorar, o llorar sin pensar que lloras, que es como lo primero pero más deprimente.

Se secó las lágrimas con el dorso de la mano y decidió levantarse, sus piernas estaban entumecidas y le costaba andar. Salió de la habitación y caminó sin hacer ruido a lo largo del pasillo. Tan solo escuchaba el zumbido incesante de la bombilla apunto de fundirse y una leve brisa golpeando suavemente la ventana. Sus pasos sonaban por el corredor amortiguados por los calcetines y la alfombra, apenas un suave frotar. Caminaba sin rumbo, quizás hacia la cocina. Hacía varias horas que ya no pensaba en nada. Se sirvió un vaso de agua y volvió a la habitación. Aguantó así otra hora más, después decidió vestirse y marcharse a pasear, cualquier sitio sería mejor que estar en casa. Total, ya había dejado de lado varias amistades esperando una llamada que distaba mucho de ser real. Su cuerpo agarrotado se lo agradeció y su mente engangrenada y enojada no pudo menos que alegrarse y apoyar la decisión. Agarró una chaqueta vaquera y miró por última vez el teléfono con aire deprimido antes de salir por la puerta. Al llegar a la calle, justo cuando el bullicio y los coches saturaron sus oídos y se sintió a gusto lejos de la soledad de su casa y la angustia de su cuarto, justo entonces, sonó el teléfono y nadie había allí para contestarlo....