sábado, 12 de abril de 2008

¿Fiel? Casi siempre...

-Eres un cerdo. No quiero verte más.-
Maurice sujetó con fuerza el brazo de la muchacha cuando esta se giró dispuesta a marcharse de aquel local.
-Escúchame Gabrielle cariño, necesito que me creas.- Sus ojos brillaban con un puntito de sinceridad, una pequeña luz acuosa que se sobreponía al habitual encanto azulado de sus iris. La fuerza del brazo se aflojó y Gabrielle se colocó frente a él.
-No puedo más Maurice, estoy cansada. ¿No lo entiendes? Un rumor, otro, una mentira. ¿Cómo he de tomármelo?-
-¿Qué te dice el corazón? ¿A quién quieres creer? Los demás nos envidian, tus amigas te tienen celos.-
-¿Celos?-
-Si mi amor.- Como una víbora, Maurice se colocó detrás de la mujer y la agarró los hombros. -Celos de nuestra felicidad, ellas quieren estar en tu lugar, quieren tener lo que tenemos.- Ella miraba al frente, al vacío. Él se agachó y se acercó al oído de Gabrielle para susurrar.- ¿Por qué te crees que Laura se inventó que me había acostado con ella?-
-¿Por celos?- Dijo sin dejar de mirar al vacío.
-Eso es cielo, no dejaremos que nada se interponga entre nosotros.-
Los rojizos rizos que colgaban de su cabeza brillaron al moverse cuando la muchacha negó en silencio.
-¿Entonces no te acostaste con Laura?-
-Jamás.- Comenzó a besar el cuello y los hombros del escotado vestido. Con los pelos morenos del flequillo comenzó a hacer cosquillas debajo de la oreja de Gabrielle, que se estremeció y acarició el pelo fino que cubría la nuca del muchacho apretándolo contra si misma.
-¿Ni con Giselle?-
-No.-
-Ni con Raúl.-
-Soy solo tuyo amor, sería incapaz de serte infiel.-
Se separó bruscamente de él, como si hubiese despertado de un sueño. Comenzó a respirar trabajosamente y sus voluptuosos pechos ascendían y descendían dentro de aquel vestido de terciopelo rojo.
-No puedo creerte.-
-Cariño estas borracha. Vámonos a casa.- Alargó la mano hasta rozar la suya.
-Si, voy borracha, pero no pienso irme a casa, es nochevieja y no pienso dejar que me amargues la noche.- Entrecerró los ojos y le envió una mirada cargada de dolor.
Exasperado, Maurice se pasó la mano por la cara para calmarse. Hacía demasiado calor en aquel pasillo. Se habían salido de la sala de baile para hablar y en ese pasillo, con la música de fondo, la temperatura era mayor debido a la superpoblación de radiadores que sufría la estancia. Se quitó el chaqué y se desabrochó dos botones de la camisa negra tras despojarse de la corbata.
-Cariño te soy sincero. ¿A quien vas a creer?-
-¿Y por qué diablos estabas con ella en el baño Maurice? ¿Por qué llevas carmín en el cuello?- Él se tocó el cuello y después contempló sus dedos, sucios de un carmín rojizo. Después la miró a ella enfurecido.
-¿Y qué? ¿Qué vas a hacer eh Gabrielle? ¿Te vas a marchar? Puedes irte cuando quieras, lárgate si crees que me la he follado en el baño, márchate si es verdad que te miento. Pero ten cuidado.- Levantó un dedo acercándolo a su cara.- Ten cuidado porque si te marchas no vuelvas a hablarme en la vida. Si te vas, no volverás a saber de mi nunca más. ¿Estas segura que es eso lo que quieres? ¿Estas segura que quieres quedarte sola para siempre?-
Gabrielle comenzó a llorar desconsoladamente y se dejó caer apoyada de espaldas a la pared, despacio hasta el suelo. Maurice se giró y se quedó un rato mirando un cuadro horrible colgado en la pared. Después, como la muchacha no dejaba de llorar se agachó a su lado poniendo su sonrisa más encantadora, una sonrisa embaucadora con la que siempre lograba lo que se proponía. Sus ojos habían recobrado su color azul.
-Hey nena, lo siento cariño. Soy un imbécil. Perdóname.-
Ella levantó los ojos enrojecidos y los cruzó con los de su novio. Dejó de llorar en el acto.
-Vamos dentro. ¿Quieres cariño?-
-Te odio Maurice.- Hubo un silencio. -Te odio.-
Él sonrió y la besó en la boca. Ella no se apartó.
-Te acostumbrarás.-

3 comentarios:

Anónimo dijo...

amor cabron...y personas tontas...igual a infelicidad...

Lázaro dijo...

...por favor, me ha encantado el final!...que malo malísimo...!

iketius@hotmail.com dijo...

Este ya lo había leído...