viernes, 30 de mayo de 2008

Nerudeando

Hoy podría escribir, como mi amigo Neruda, los versos más tristes...
Pero no tengo ganas. (Ni ganas, ni estilo, ni métrica, ni maestría).
Solo tengo ganas de cerrar los ojos y gozar con esa sencillez que me hace sentir la tristeza.
Si amigos, aquí al mentiroso le gusta sentirse triste porque le hace bajar de su pedestal. La tristeza, como el miedo, tienen el don de igualar a las personas y decirte: “No eres tanto como crees”.
Y eso me alivia. Los que me conocen saben que una parte de mi tiene el ego por las nubes, demasiado alto, pero se justifica diciendo que es un escudo contra las agresiones, las que de verdad duelen a esa parte más solitaria y sensible de mi ser. Las dos personalidades se complementan bien.

Sin embargo hay días, como hoy, en los que la parte egocéntrica abre la puerta de mi corazón y se sienta en la cama junto a la parte débil, la mira con tristeza y le acaricia el pelo. Días en los que ese ego dice: “Necesito que me defiendas tú, hoy no tengo fuerzas para reírme de mi mismo... hoy estoy triste.”
¿Y quién defiende a mi defensor?

A veces tengo a alguien que suple esa defensa, algún hombro amigo en el que mi ego se va a apoyar las noches que me pongo “nerudiano”. Pero ¿y las noches en las que no?
Esas noches me siento como todos. Esa noche no soy más “Dios”, me hago más mortal, me siento débil, sensible, afectado por miradas, roces, palabras, sonidos y películas. Me siento más sencillo, más humilde... más humano. Y eso me gusta... hasta cierto punto. La sencillez se cuelga de la mano de la tristeza y juntas le dicen a mi guardián (ese ego tan grande que apenas cabe por la puerta cuando hago acto de presencia en una habitación): “Eh tú, ¿Ves como te duele también si te tiro una piedra? Aprende a ser más humilde. Mira la sensibilidad, tirada en un camastro de paja, curando sus heridas. Ella sabe que está enferma y no trata de ocultarlo, tú la ocultas a los demás, tú no la dejas tomar el sol, ni el aire que tanta falta le hacen. Tú estás haciendo que tarde tanto en curarse.” Y mi guardián se deshincha como un globo que se escapa de los labios... Se deshincha y deja caer su espada y su escudo. Se deshincha y ya cabe por la puerta donde duerme la sensibilidad, ya puede entrar y llorar, ya puede sentirse débil, humilde y sencillo. Ya puede pedirme protección...

Esas noches no me queda más remedio que hacer un hueco en mi cama para mi sensibilidad y mi egocentrismo. Colocarme en el medio de ellos y abrazarles bien fuerte mientras duermen. Quizás así la tristeza se vaya, quizás así mi ego vuelva a coger su escudo y su espada y defienda con fuerza la puerta que guarda mi sensibilidad, aun convaleciente de su última enfermedad, quizás así haya entrado algo de aire nuevo para las heridas de la enferma, quizás así no vuelva a estar triste otra noche, quizás así no escriba versos tristes nunca más...

...quizás así desaparezcas de mis sueños para siempre...

miércoles, 28 de mayo de 2008

El arpa

VII

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en la rama
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

¡Ay! -pensé-, ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: "Levántate y anda"!

Gustavo Adolfo Becquer

lunes, 26 de mayo de 2008

Gracias!


Permitidme que me ponga un poco egocéntrico de nuevo.
Hoy no voy a hablar de nada interesante, hoy ni siquiera voy a hablar.
Solo quiero decir GRACIAS, un gracias grande y fuerte a todos aquellos que han hecho de este 26 de mayo de 2008 un cumpleaños muy especial.
Y a los que no os habéis acordado.... el año que viene os espero!

sábado, 24 de mayo de 2008

El actor


-¿El actor?-
-El mismo, llegó ayer y dice que quiere vernos.-
Se rascó la barbilla mientras miraba a través de la ventana.
-¿Y que piensas que quiere de nosotros?-
-Creo que está claro.- Señaló una silla. -¿Puedo?
Carlos hizo un ademán con la mano instándole a sentarse.
-Como decía, creo que está claro.- Se sentó en la silla y se reclinó hacia atrás.
Estaban en el despacho de Carlos, un pequeño cuadrado acristalado con una gran mesa de caoba y varias sillas negras. -Si no recuerdo mal, creo que es amigo de Félix y probablemente se haya enterado de nuestro contrato con los estudios.-
-Eso no tiene sentido.- Carlos también se sentó. - Él no tiene contrato con esos estudios. ¿No?-
Rubén negó con la cabeza.
-Creo que quiere hacer un trato con nosotros.- Agarró una pelota desestresante de encima de la mesa y empezó a paseársela de una mano a otra.
-Estamos metidos en un lío.- Afirmó Carlos con cara de preocupación cuando comprendió todos los detalles de la información traída por Rubén. El acuerdo con los estudios no era público aún, y estaba hecho a espaldas de sus jefes. Sin embargo, la información había llegado hasta uno de los principales actores de los estudios de la competencia y pretendía hacer negocios con ellos. Si rechazaban ese negocio, sus jefes les echarían. Si lo aceptaban, los estudios romperían el contrato y sus jefes les echarían igualmente.
-Si, pero tengo un plan.-
Ya se imaginaba algo así, no era el primer apuro del que le sacaba Rubén desde que trabajaban juntos.
-¿De que se trata esta vez?-
Rubén sonrió divertido.
-Vamos a hacer que se enamore. Hemos quedado a las diez en el bar de siempre. No lleves corbata.- Y dicho esto se levantó y se marchó llevándose su pelota desestresante y su tranquilidad.

jueves, 22 de mayo de 2008

Entra

Ultimamente me ha dado por darme cuenta de lo importante que es para mi el concepto de bailar. El otro día os puse una reflexión sobre una frase una canción de Coti y hoy se me ha ocurrido una semiteoría sobre esa afición que tengo al baile (al baile como idea). Pero lamentándolo mucho este post no viene a eso hoy, solo os anticipo lo que vendrá en próximas ediciones.

Hoy me gustaría hablar de otra cosa: Revisando mi archivo musical, he encontrado una canción de Ella Baila Sola (uno de los mejores grupos del panorama musical español de la pasada década (todo sea dicho)) que siempre me ha animado y siempre ha hecho que sonría y que levante la mirada al mundo. Una de esas canciones que hay que tener en el mp3 un lunes por la mañana, junto a la canción de Voy a pasármelo bien de Hombres G.

Por eso os pongo la canción, porque hoy me ha arrancado una sorisa y creo que durante este día seré mucho más fuerte... y porque me gustaría que todos lo fuéseis hoy.
Y es que todo tiene una salida.
Y si no la tiene... ¿Para qué preocuparse?



ENTRA


Dices que así no estás bien pero no cambias nada.
Dices que puedes hacer pero ni empiezas ni acabas.
Luchas contigo esta vez, no puedes salir corriendo.
Es tan fuerte tu tormenta que fuera ves mojado el suelo
y no recuerdas que tus botas nunca te fallaron,
que pisaste mil tormentas y siempre te has salvado,
sólo tuviste que andar, sólo creer en tus pasos.
Eres tú quien sabe más, eres quien saldrá ganando.
¿Qué día no salió el sol, que día no despertaste?
Recuerda cuando creíste perderte y te encontraste.
Tan fácil como que vives, que sueñas, que sabes.
Tan tuyo que si tú entras, tú también sales.
Hay tanta fuerza que debes romper el silencio que abrazas.
Silencio de miedos, silencio de planes que son posibles, que tienen llave
si dejas atrás la pregunta de cómo saldrán
Silencio y respuesta, elige que sea
la que te hace bien, la que no duela
Verás como se abre una puerta.
Sólo tienes que entrar, entra.

Ella Baila Sola.

martes, 20 de mayo de 2008

Satisfacción

El lunes por la tarde tuve uno de mis primeros exámenes... Derecho de la información.
Es tan horrible como parece, podéis creerme.
Es necesario que os diga que he vuelto satisfecho a casa. He salido del exámen con una sonrisa de las grandes, de esas que solo te salen cuando echas un buen...par de narices al asunto y estudias (que os pensábais???).
Tenía que ponerlo, tenía que ponerlo despues del último post que colgué.
Por cierto, también he terminado el trabajo. Al fin y al cabo el domingo finalmente fue un día productivo... esperemos que dure la racha y que terminen los exámenes "manquesea" para poner cosas más interesanes en el blog, que sé que las necesitais!
Dos examenes hechos... Una sonrisa obtenida... la nota??? Bueno, ya veremos.

domingo, 18 de mayo de 2008

Una noche productiva...

Sábado noche, mi cuerpo me pedía una vez más salir de casa... No le hice caso, hoy tocaba ser responsable. Me siento frente al ordenador, de fondo Indiana Jones y el arca perdida y por delante un trabajo de Tecnología de la información.

...

Acaba la película, aplausos y muerte de la televisión. Me giro hacia la pantalla del ordenador, el documento en Word sigue en blanco. !No puede ser!

...
1:15 de la noche, el documento sigue en blanco, mis ojos no lo resisten más y se cierran definitivamente, mañana será otro día... (menos mal que no me he ido de fiesta).

En mi defensa diré que en los anuncios de la película me he tragado varios temas de derecho de la información, que ya es algo para coniderarme afortunado. El lunes examen, hoy domingo trabajo y repaso. ¿Podrán mis párpados?

viernes, 16 de mayo de 2008

Acto Sexto: Aida sale de escena.

La cocina era una gran sala que conectaba con el salón, el jardín trasero y unas escaleras secundarias que sbían hasta el segundo piso.

Los muebles eran nuevos, no habían conservado la alacena que mandé traer desde Francia, ni la cocina de gas junto a la que me sentaba las tardes de invierno a tomar chocolate caliente con la abuela de Aida.

Según entré en el cuarto me fijé en la mesa redonda que había en el centro. Aida había depositado ahí la bandeja con la taza de café y la cafetera. En medio e la mesa había un jarrón cuajdo de flores. Incluso percibí un suave aroma a hierbabuena. En esa casa siempre había habido hierbabuena.

Recordé una imagen de hacía muchos años. Yo y una mujer, los dos jóvenes tumbados en el jardín viendo las estrellas... Y el olor a hierbabuena...


Aida era eficaz como solo podía serlo la hija de Amanda. Sin decir una palabra se había hecho un apesurado moño con su larga melena y había comenzado a sacar, en completo silencio, tazas, platos, cubiertos, bollos, agua y mil enseres más para después depositarlos sobre una bandeja de madera para llevarlos al salón.

De vez en cuando me miraba y sonreía. Yo no podía evitar sonreirla también.

Los muebles eran de madera al estilo rústico, con un color apagado. Me gustó la iluminación, no se trataba de luz fluorescente, sino de pequeñas bombillas repartidas por toda la estancia. Parecía la cocina de un decorado de televisión y eso me gustó.

Me acerqué a la mesa y me senté en una de las sillas. Cogí un ramito de hierbabuena y me lo llevé a la nariz mientras inspeccionba la estancia.

Frente a mi estaba la puerta del jardín, una puerta delgada de madera pintada en blanco. Era la misma puerta que yo recordaba. A la derecha de la puerta había un gran armario lleno de tazas y platos. A la izquierda comenzaba una gran encimera de mármol que se cortaba en el lugar donde estaba colocado el frigorífico. Era una gran mole blanca con dos puertas al estilo americano. Después de él, la encimera seguía hasta llegar a la esquina, done hacía un recodo que continuaba hasta la siguiente esquina y después hasta la puerta que daba al salón. Sobre la encimera había repartidos todo tipos de artilugios, desde batidoras a cafeteras pasando por jarras, tostadoras y cajas o botes con todo tipo de alimentos. Aida sabía, con precisión matemática, donde se encontraba cada cosa de la cocina en cada momento.

Entre la puerta del salón y la de las escaleras había un carrito de metal donde probablemente Aida servía las comidas. Sobre él había una gran sopera con un cazo de metal. Era una pieza también de porcelana fina, como todo en aquella cocina. Tras la puerta de las escaleras, cmenzaba de nuevo la encimera, que llgaba hasta una gran cocina y un horno eléctrico, sustituto del hono de leña que yo mismo mandé colocar al levantar la casa.

Las paredes estaban alicatadas on unas baldosas blancas con una banda azul que representaba una orla de flores. En algunas zonas había paños colgados, o un reloj, pero por lo demás las paredes estaban desnudas, como a mi me gustaba en una cocina. Bajo l encimera solía haber pequeños armarios, salvo en las zonas donde había colocado algún radiador. Sobre mi cabeza había un gran ventilador de madera con las aspas metalizadas que en ese momento estaba detenido.

Dejé la ramita de hierbabuena en la mesa al tiempo que Aida se acercaba a mi sonriendo.

-Cuando usted guste maestro.-

-Vete colocando la mesa Aida, yo tengo que ir a ver la casa antes de despertarles a todos.-

Con un gesto de la cabeza, la mujer cogió la gran bandeja de madera llena de trastos y salió de la cocina. Haciendo un gran esfuerzo, dejé de recorrer la estancia con la mirada y me dirigí a las escaleras que daban al piso superior.

miércoles, 14 de mayo de 2008

"Martes 13", o "La suerte de que no exista la suerte".


Ayer fue martes y 13, día supuesto de mala suerte.

Lo he oído en la radio al levantarme y me ha dado por pensar (bueno, lo he pensado después, no nada más levantame, que ahí pienso poco la verdad). Y he pensado en la mala y la buena suerte.

A veces la gente me pregunta si creo en la suerte. Y la verdad es que no sé que contestar. ¿Qué es la suerte? Es un golpe favrable del destino, pero lo que es suerte para mi no es suerte para ti. Entonces llegamos a la conclusión de que la suerte es subjetiva. Eso teniendo en cuenta que exista claro, porque el universo puede estar compuesto por millones y millones de acontecimientos y nosotros ir caminando por ellos. Habrá algunos que nos sean favorables y otros que no. Entonces diremos que hemos tenido buena o mala suerte.

Pero sigo pensando que la suerte no existe.

Vaya! Creo que he por fin he descubierto la respuesta a la pregunta: Para mi, la suerte no existe. Solo la casualidad. Y hay casualidades buenas y casualidades malas (como todo en esta vida). Pero sobe todo creo que en el libre albedrío. Es decir, que para mi la suerte o las casualidades no son las que rigen nuestra vida, sino pequeñas piedras, baches, arena, charcos, lluvía, sombra, sol, etc. que nos encontramos en el camino que nosotros vamos eligiendo. Para que os hagáis una idea, la casualidad puede plantar ante ti dos caminos, pero eres tú el que elige. A veces lo hacemos condicionados por esas casualidades (o suerte), pero siempre eliges tú.


Yo ya lo tengo claro, el universo es un gran montón de casualidades (buenas o malas) que nos vamos topando en el camino que cada uno elige vivir. ¿nos condicionan? Si, mucho, casi tanto como los recuerdos afectan al presente.

¿Existe la suerte? No, existo yo y mis casualidades (Que me perdone Ortega).

lunes, 12 de mayo de 2008

A veces...

Esta poesía (poesía, reflexión, cosa rara) va dedicada a todos los fantasmas y muertos que nos persiguen y sobre todo a los perseguidos. Porque hoy, como cada día que me quedo en casa solo... estoy un poquito más triste.

A veces uno se da cuenta de que las cosas duelen mucho más de lo que piensa.
A veces creo que todo el esfuerzo que he hecho es una gran torre construida precariamente que va a caer al próximo empujón.
A veces siento que no puedo seguir más con este disfraz de vencedor.
A veces tengo ganas de llorar.
A veces tengo miedo.
Y nunca puedo demostrarlo.

A veces me duele verte.
A veces me cortas las sonrisas con las tuyas.
A veces creo que soy feliz (y no es cierto).
A veces sé que solo hay un perdedor en esta historia.
A veces creo que os he decepcionado.
Y nunca lo sabrá nadie.

A veces te echo de menos.
A veces llueve y tras el cristal y las gotas solo veo soledad.
A veces te veo por la calle sin que seas tú.
A veces te cuelas en mi cabeza cuando no debes.
A veces te odio.
Y nunca tendrás el valor de reconocer tus errores.

A veces todos piensan que soy fuerte.
A veces no me miras al pasar.
A veces creo que era lo mejor.
A veces no.
A veces te deseo lo peor.
Y nunca quiero que se cumpla.

A veces creo que estoy muerto
A veces siento que tú me mataste.
A veces creo que no puedo volver a querer.
A veces creo que estoy escondido en un lugar donde no puedo encontrarme ni yo mismo.
A veces en ese sitio nada puede hacerme daño.
Y nunca nada puede hacerme feliz.

A veces necesito que me de el sol.
A veces necesito ver llover.
A veces sonrío sin razón cuando no estas cerca.
A veces solo siento.
A veces tengo miedo de que seas feliz...
...Y yo nunca.

sábado, 10 de mayo de 2008

"Bailemos bailemos esta noche que podemos"

Intérprete: Coti.
Canción: Bailemos.
Disco: Canciones para Llevar.

Hoy, sábado, uno de esos días extraños en los que el ritmo te va llevando de una actividad a otra sin tiempos muertos y sin cansancio. Haces esto, pasas a la siguiente cosa, vas a tal lugar, quedas con nosequién, comes, subes, bajas, etc. Uno de esos días tan extraños... Uno de mis días preferidos. Lleno de cosas que hacer, gente a la que ver y actividades que hacer.

He de decir que no todo son flores, que la mayoría de esas cosas que he de hacer son trabajos de la uni.

Y entre toda la actividad de este día se ha colado en mi cabeza una frase: "Bailemos bailemos esta noche que podemos". La verdad es que no estaba prestando atención a lo que estaba escuchando y de repente esa frase ha resaltado por encima de la música, del barullo de mis pensamientos y ha aparecido clara y luminiscente como si de un cártel de un club de carretera se tratara ante mis ojos... Y he sonreido.

No he podido evitarlo... He pensado: ¿Por qué no bailar? ¿Qué otra cosa hay más importante ahora que bailar?

No, no me he vuelto loco (ya lo estaba), he pensado en lo sincero de esta frase. ¿Por qué no bailar ahora? ¿Y si luego no puedo? Y me han entrado unas ganas locas de bailar, ahora que puedo y de hacer todo aquello que me apetece hacer.

Me ha recordado a otra de mis frases favoritas: "Duerme cuando mueras" Y es que es cierto, no os imagináis la cantidad de tiempo que se gasta durmiendo y la cantidad de cosas que se pierden. ¿Y dormir tanto para qué? Al final todos vamos a morir y el que menos haya dormido será el que más haya vivido. Y yo quiero bailar...

Y eso voy a hacer.

Espero haberos animado a bailar un poco, ahora que podéis. Que siempre habrá tiempo para hacer otras cosas. Y si no lo hay... por lo menos habéis bailado. :)

jueves, 8 de mayo de 2008

Yo que planifico.

Como no podía ser de otra manera llueve.
Sentado en mi buhardilla frente al ordenador oigo solo dos cosas: El zumbido de mi portátil, leve, que me demuestra que sigue vivo y el golpeteo de las gotas contra el cristal.
Me siento como en una peli de Woody Allen, toda la semana pasada en la cama, enfermo, contando las rallas de gotelé que tiene el techo de mi cuarto mientras un sol de justicia entraba por la ventana. El martes por fin pude salir a la calle (a clase, no os penséis) y hoy jueves el sol dice: Hasta más ver, nos vemos en una semana... ¿Con que cara me quedo yo? A vale, gracias por haberme rozado durante medio día! ¬¬
Y es que a mi me suelen pasar esas cosas. Yo me suelo poner malo justo el último día de clase (mientras estoy en clase, no os penséis que me libro de ir ese día) y recuperarme la mañana en que comienzan las clases de nuevo.
El año pasado me tocó en Navidades, hace dos en semana santa y ahora en el puente de mayo. No sé si esto se conoce con algún nombre, pero debería ser estudiado por los médicos.

Creo que tengo el síndrome del pánico al ocio y tiempo libre. Aunque lo más gracioso es que no tengo tiempo libre. Quiero decir, que tanto en semana santa, como en el puente, como en Navidades, son fechas bastante malas en las que habitualmente me toca estudiar bastante.
De hecho, y sin ir más lejos (que llueve y nos mojamos), este puente tenía pensado avanzar y quitarme la mitad de los temas que tengo que estudiarme para los exámenes de mayo. Obviamente no he hecho nada.
Bueno si, estuve delirando debajo de unas tres mantas mientras la gente andaba en tirantes por la calle. Pero pon tú eso en un examen...
Así que esta semana me toca redoblar esfuerzos y recuperar todo lo que el puente no me dio. ¿Pero quien me devuelve el buen tiempo y el sol? Eso por mucho que me esfuerce yo... me da que aun no tengo superpoderes para lograrlo. Seréis los primeros en enteraros el día que lo consiga.

¿Y todo esto a que viene? Pues sencillamente a que me he cabreado cuando un “amigo” mío me a dicho por Internet que esta semana estoy así de liado por no saberme planificar. ¡Yo¡ Dios y señor de las cosas organizadas! Qué tengo calendarios y agendas para cubriros a todos! Qué planifico hasta el último segundo de mi vida y la de mis amigos! Qué considero cinco minutos de retraso una alta traición!... En fin que no, que me ha dolido en lo más hondo de mi pobre corazón de estudiante que me dijeran eso y me he ido de la conversación. En mi defensa diré además que ya he reorganizado mi calendario, que ya está todo controlado y planificado de nuevo y que además, ya había dejado dos días libres en mi calendario por lo que pudiera pasar.
Y es que, si algo tenemos los buenos organizadores, es que a pesimistas no nos gana nadie.

martes, 6 de mayo de 2008

Test

Curiosidades de la vida, uno va navegando, entra en el blog de una amiga (querida patita mía) y encuentra cosas como esta:

http://www.frikitest.net/

Eso me pasa por andar con los ojos puestos, me digo, pero ahora ya es inevitable, lo he visto y, siendo un test, lo he hecho.
Luego resulta que mi puntuación ha sido normal, de friky (según el test), lo cual me esperaba (menos puntuación hubiera sido decepcionante para mi autoestima y el de mis otras personalidades). Tal y como mi amiga en su blog, yo os invito a hacer el test y a que me digáis que puntuacioneshabéis sacado.
Es, cuanto menos, curioso.

domingo, 4 de mayo de 2008

Con ojos de miedo...


Con ojos de miedo y a la luz de una luna de mentira me viste.
Cada segundo que nos trajo hasta esa sombra ha valido la pena,
cada metro que recorrí hasta este día ha valido la pena.

Y ahora me dices que ya nos conocemos, que tus ojos me han mirado con miedo más veces y que llevas una vida esperándome.
Y ahora me das miedo.
Todo el futuro, todo el presente y el pasado. Todo. Todo en una mirada de ojos negros en los que la luz de aquella luna de mentira me decía una y otra vez:
No pertenecéis a este mundo...

Y ahora te digo que ya te conozco, que tus ojos dejaron de tener miedo cuando nos agarramos las manos.
Y ahora me das miedo.
Mis creencias, mi rumbo, mi mundo, mi nada... Nada en una mirada de ojos negros en los que la luz de aquella luna de mentira dejó de decirme una y otra vez:
Tu vida no vale nada...

viernes, 2 de mayo de 2008

Enésima lleva acento

Arrugué la enésima hoja de la noche y la tiré a la papelera. Fallé.
Conté diez bolas de papel alrededor del cilindro metálico y sonreí pensando que dentro había muchas más. Queráis o no, era un consuelo.
Apoyé la frente en mi puño cerrado y con la mano derecha agarré el boli y lo paseé por encima del papel sin llegar a rozarlo, paseándolo, tentándolo, provocando al papel para que le invitara a escribir algo interesante. Nada.
Un sentimiento de frustración subió con fuerza desde los pies y me golpeó con furia la cara. Comencé a garabatear con fuerza el papel, obligándole a doblegarse a mis deseos de escribir algo. Digamos que me sentía uno de esos hombres que fuerzan a las mujeres cuando no quieren acostarse con ellos y al final acaban sin conseguirlo y con un sentimiento de culpa muy grande. Esa sensación, la sensación de haber follado a la novia de un amigo y después de acabar verla desnuda en tu cama con su foto en la mesita, sentía yo sentado, jadeando por el esfuerzo con el boli aun colgando de la mano y contemplando ensimismado una hoja herida y arañada llena de rayones circulares negros. Enésima hoja más una. Fallé de nuevo.
Sentía en el pecho la opresión que produce la necesidad de escribir a las cuatro de la mañana, con los ojos hinchados y cegados por la luz de la lámpara de la mesa. Las ojeras mortecinas y la cara pálida del que no concilia el sueño porque hay algo en su interior que no le deja, un alma atormentada que es incapaz de liberar sus sentimientos. Y ni una idea. Toda la noche y nada...
-Te consideraba mejor escritor...-Me repetía la zorra de mi musa al oído una y otra vez entre risas de quinceañera. Quizás la culpa de mi poca inspiración sea del mutuo odio que nos profesamos mi musa y yo. Porque la odio, tenerlo por seguro. Es la única mujer (es una mujer, creerme, los hombres no somos tan crueles) que es capaz de tenerme despierto toda la noche, estar en mi cama y provocarme sudores por el cuerpo con la que no siento placer. ¿Dónde demonios se contratan las musas? La mía debe ser subnormal, o lerda, o tener algún defecto congénito porque creo que no sabe cual es su cometido...O alomejor está en prácticas. ¿Porqué mierda me ha tocado a mi la única musa en prácticas?
Abatido me levanté y paseé por mi cuarto. Tenía la ropa odiosamente pegada al cuerpo por una fina capa de sudor provocado por la temperatura tropical de las noches de agosto en Madrid. La ventana abierta con la persiana semibajada dejaba entrar una brisa leve, tan leve que apenas era, que movía las cortinas como si bailasen al sol del claxon de los coches.
¿Adonde va la gente que conduce por Madrid a estas horas? ¿Son delincuentes? ¿Policía? ¿Gente honrada? La gente en los coches es toda igual, si por la noche todos los gatos son pardos, se vuelven negros si van en coche. Y todos aceleraban o tocaban el claxon al pasar bajo a mi ventana. Como si mi musa estuviese sentada en el alfeizar enseñando sus muslos y pidiendo amablemente a los gatos negros que me jodiesen la vida. Debería saltar por la ventana. No, no os penseis que me he vuelto loco, bien mirado, si yo no consigo escribir algo bueno, un cronista preparado lo hará sobre mi. Ya estoy viendo los titulares (bueno, me los estoy imaginando): " Escritor fracasado se suicida por falta de entendimiento con su musa.(Y el subtítulo) Se sospecha que la susodicha inspiradora ha huido de la casa llevándose consigo las ilusiones, las esperanzas y la vida de ese pobre loco." Vale, si, es cierto. Estoy loco. Pero os aseguro que la sensación de aquella noche era horrible, no sé si habéis sentido alguna vez ese sentimiento molesto que no te deja estarte quieto, como si un zumbido constante os diese vueltas por el cerebro obligándote a hacer algo, pero no te dijera el que. Como si alguien os susurrase constantemente al oído: ¡Venga hazlo! una y otra vez. ¿Hacer qué? ¿Escribir? No deseaba otra cosa, pero al menos dime sobre qué, dame una historia que calme mi ansiedad esta noche. Puta musa, camella de ilusiones, traficante de sueños. Noches sin dormir para nada, alterando mis nervios, llevándome a la locura. Solo quiero escribir con frenesí una hoja y otra y otra y otra. Calmar así esa maldita aguja que pincha incordiantemente mi corazón diciendo: dame más dame más dame más. Para después, pasado el mono, poder dormir.
Pero siempre hay otro día. Otro día en el que al levantar ves en la mesa las hojas acusadoras y el boli traidor. Te levantas y te acercas como si te acercases a una jeringuilla usada en la que habías puesto algo más que ilusiones y después de leer lo que tanto esfuerzo te ha costado, sientes en tu corazón ese crujido en el que dices: Nunca más. Como el drogadicto novicio dice nunca más. Sabiendo que llegará la noche y que su camello jugará una vez más con él, permitiéndole o no saciar su mono, desapretar el nudo de su corazón.... y dormir de nuevo.
Enésima hoja más dos. Fallé.