jueves, 2 de octubre de 2008

No por mucho amanecer tempraneo más madruga

Las frases célebres son rimbombantes, suenan bien, le dejan a uno en buen lugar al decirlas pero... ¿Sirven para algo? Es decir, ¿Tienen aplicación práctica en la vida real?
Me da que es como los refranes solo que con autor.
Es maravilloso eso de decir una frase y posteriormente decir el autor, te sube por lo menos diez puntos de nivel cultural y de pedantería, pero no sirve absolutamente para nada. Y si no fijaros que siempre hay un refrán y un contrarefrán que dice exactamente lo contrario. Como ejemplo valgan estos dos refranes:
-A quien madruga Dios le ayuda: Que quiere decir algo así como que si te levantas antes tenrás un día más provechoso.
-No por mucho madrugar amanece más temprano: Que quiere decir algo así como que por muy pronto que te levantes, el madrugar no arregla tu vida.

¿A qué se debe esto? Muy sencillo, muy simple, muy humano. Podría decirse que los refranes y las citas célebres solo son un consuelo para tontos. Solo sirven para que, nos pase lo que nos pase, o queramos defender lo que queramos defender, siempre contemos con algún agumento que acredite nuestras palabas. Como si lo que hubiésemos hecho, lo que nos haya pasado o lo que tratemos de decir, no tuviera sentido si no está refrutado por la opinión de miles de ciudadanos.
Volviendo al caso anterior, el primer refrán podría ser esgrimido como argumento por una madre un sábado por la mañana contra su resacoso hijo Pero asi mismo, el hijo (si es que puede vislumbrar algo de racionalidad entre su resaca y su sueño) puede argumentar contra la madre la segunda frase, quedando así los dos argumentos igualmente respaldados y la conversación en tablas.

Por eso os digo, a todos aquellos que gozáis usando refranes y restregando vuestra cultura por caras ajenas, que tengáis cuidado con lo que decis, que algún día podéis encontraros con la horma de vuestro zapato y que alguien os deje con un palmo de narices soltando un contrarefrán.
Tened cuidado porque yo ando por ahí.

4 comentarios:

Un pedacito de mí dijo...

Jaja, Alej, qué tienes contra los refranes?
A mí me gustan, aunque no los uso la verdad.

En fin, que no critiques tanto, jodío!

:p

Lázaro dijo...

si como dice el refrán...

mujer refranera, mujer puñetera...

hombre refranero, hombre puñetero...

A. dijo...

El argumento de autoridad no me va, en eso estoy de acuerdo contigo. Pero los refranes me gustan, algunos; y casi nunca evito utilizarlos, aunque es cierto que son cosa un tanto pedante.

Pero bien utilizados demuestran cultura, elegancia y hasta saber estar. No va esto último muy en serio.

Otra cosa que se me ocurre, así, de repente, es que al menos, si defendemos lo indefendible, que en mi caso es algo bastante corriente, estas frases comodín son de lo más socorrido. Para sentar cátedra.

Y estaba pensando en colocar ahora, para terminar, un refrán ingenioso. Pero no se me ocurre. Además Lázaro se me adelantó -"El que no corre vuela"-. Así que un saludo y a seguir así.

Anónimo dijo...

Consuelo para tontos? No estoy de acuerdo. Los refranes molan: cuando te pasa algo (bueno o malo) siempre tienes una frasecilla que lo resume, lo ilustra o lo justifica. Es sabiduría popular que siempre viene muy bien. En cuanto a las frases célebres, ¿si sirven para algo? Por supuesto. Aparte de para marcártela, engrandecen tu pensamiento y filosofía de vida. Una de mis favoritas es "Lee y conducirás; no leas y serás conducido".

Por supuesto, no debe aplicarse en términos literales. Leer y conducir (un coche) simultáneamente, fuera de los términos metafóricos, puede ser fatal.
xD