jueves, 24 de enero de 2008

El saco de la vida


Los recuerdos son pedacitos de luz colgados en la pared de la memoria. Cada uno, en una tonalidad distinta habla de un tiempo pasado que se tiende a idealizar quizás por efecto del marco que les ponemos o de la pared donde los colgamos. Pero pasa como con todo, no se puede analizar un solo momento de una vida o de una relación. Es como el historiador que trata de entender una revolución buscando las causas dos días antes. Los recuerdos son, por tanto, bastante mentirosos.
Aunque quizás no sean ellos los mentirosos y seamos nosotros los que al seleccionarlos, nos mentimos. ¿Alguien sabe porqué un recuerdo se queda grabado a fuego y otro, que quizás sea más grato, se desvanece como arena entre los dedos? ¿Cuántas veces hemos dicho con afán infantil: Ojala recuerde este momento para siempre?
Y es que mi vida, y la tuya, no eres tú y tus circunstancias, sino tus recuerdos y tus circunstancias y la suma de los recuerdos que quedan de tus otros recuerdos y tus otras circunstancias. ¿Quién iba a imaginar que cada instante vivido se nos iba a colgar a la espalda cargándonos segundo tras segundo de momentos y recuerdos?

Y es que ahora, desde el último borde del tiempo que he vivido de momento, miro para atrás y me asusto de verme persiguiéndome... Y miro delante y me asusto de verme creando gotas de memoria con que llenar el vaso de mi vida. ¿Y qué es morir sino soltar todo ese fardo con el que cargamos cuando nacemos? Morir es olvidar y nacer es empezar a recordar. Y cada uno de esos momentos, cada recuerdo, puede hacer que nuestra carga pese más o menos, que tomemos una dirección u otra, que nos hundamos o lleguemos a lo alto. Solo nosotros, con lo que vamos recogiendo y metiendo en el saquito vamos formando lo que en un futuro seremos al soltar el peso, al dejar de latir y de recordar.

A mi me gustaría poder meter la mano en la bolsa, sacar los recuerdos que llevaban espinas y dejarlos de nuevo en el suelo, eliminarlos de mi vida, permitir que no me hundan y dejar solo lo que llene de luz esa pared que es mi memoria.
Pero sé que es imposible, que todo eso que llevo colgado, forma tanta parte de mi ser como yo mismo y he de aprender a escalar montañas con ese peso y a no dejarme pinchar cuando los recuerdos se remuevan a mi espalda y me insten a pararme en el camino y llorar. He de hacerlo por mi y por todos esos recuerdos que aun están diseminados por el camino y quiero recoger. Aunque alguno tenga espinas, quizás al final del todo haya merecido la pena pincharse...
Aunque solo sea por sentir...
Aunque solo sea por vivir...
Aunque solo sea por recordar...

3 comentarios:

iketius@hotmail.com dijo...

Me gusta ^^
Besos!

Lázaro dijo...

...¿cómo podemos saber lo que significa tener un buen recuerdo si no tenemos recuerdos o vivencias malas?...

...por eso sé, que cuando sea viejita me acordaré de todo esto...

...porque estos son buenos recuerdos...

Anónimo dijo...

que mi fardo se llene, que se llene hasta rebosar de recuerdos...pero que sea con vosotros!! muaK os quiero perracos!! ^^