lunes, 23 de noviembre de 2009

El guardián

Siempre te quedas dormido antes de que yo llegue. Prácticamente se te escucha roncar desde el ascensor. Estas tumbado, como sin querer, en el sofá. Con los pies sobre la mesa de nuevo, en calcetines y con la parte de abajo de un pijama y una camiseta de promoción de Pepsi. Sé que haces aposta lo de subir los pies sobre la mesa, por que te encanta que te regañe y sabes, que en el fondo, a mí también me gusta. Es empezar a decirte algo de la mesa y poner esa sonrisa tan estúpida de niño malo que se divierte con sus travesuras. Y ahí ya me has desarmado. Por supuesto que sigo representando la comedia, pero sólo lo hago para que tú también representes tu papel, para que sigas sonriendo y te acerques a mí para besarme y callarme. Ojala el silencio siempre estuviera precedido por tus besos. Pero mírate, ni te has enterado de que he llegado.
La tele está encendida, y una chica sudamericana intenta convencerte de que llames a un número de teléfono para que ganes mucho dinero. Despertarás si apago la tele, así que prefiero dejarla encendida y seguir mirándote. Te preocupas demasiado por mí, siempre te lo digo, madrugas demasiado como para poder esperarme despierto a estas horas. Puede que pienses que me voy a enfadar si te encuentro acostado cuando llegue, pero eso no es verdad. Me hace sentir importante que quieras realizar ese esfuerzo por mí, pero es inútil. Casi me dan ganas de volver a salir y hacer ruido en la cerradura, para que te despiertes y puedas fingir que estabas levantado. Ya te estoy viendo bostezar, intentar abrir los ojos, preguntarte donde estás y luego ponerte en pie de golpe, esperando a que yo entre. Sonrío y me tapo la boca para esconder una carcajada. Cojo mis cosas y voy a la habitación a recoger. Me pongo también el pijama y vuelvo al salón. Sigues en la misma posición. Bostezas y yo creo me que muero de cariño. Dudo. No quiero despertarte, pero no son horas para andarse con estupideces y necesitas descansar en condiciones. Creo que nunca podrás entender cuanto significas para mí. Puede que no te lo diga lo suficiente. Si me ves correr por el metro para llegar antes a casa y que te puedas acostar… Seguramente la gente piensa que no estoy bien de la cabeza. Te quiero tanto. Yo, yo que me reía de nuestros amigos cuando se enamoraban y se iban a vivir juntos. Yo que pensaba que el amor no existía, que solo existía el sexo y los encoñamientos… Hay que ver… Si hace diez años alguien me dice que iba a estar aquí, delante de ti, dudando si despertarte sólo por lo tierna que me parece tu forma de dormir, no lo habría creído. Probablemente ahora no lo crea nadie más que yo. Apago la tele. Te remueves inquieto, pero no llegas a despertarte. Te abrazas a ti mismo y vuelves a relajar el rostro.
Miro el reloj y, por fin, decido que es hora de que nos vayamos a la cama. Me acerco a ti despacio, sin hacer ruido, como si temiese romper un valioso jarrón chino y me inclino ante ti. Pareces reaccionar ante mi cercanía y sonríes. Me gusta pensar que me has olido, siempre dices que lo que más te gusta de mí es como huelo. Quizás por eso me esperas sin acostarte, quizás no puedas dormir a gusto si no me tienes a tu lado. Sonriendo yo también, deposito un suave beso sobre tu frente y te acaricio el pelo.
Abres los ojos despacio, aturdido por la luz de la lámpara y me miras extrañado.
-¿Qué hora es?- Hablas entre sueños.
-Hora de dormir.-
Te quedas un rato dudando, las palabras circulan lentas y pesadas por tu cabeza. Me miras con un ojo cerrado, aún te ofende la luz. Sigues pensando.
-Me he vuelto a dormir- Sonrío. -¿Qué pasa?- Preguntas.
Niego con la cabeza, me acerco a ti y te beso en los labios. Sabes a té helado y a limón.-Te quiero.- Digo antes de besarte de nuevo.

4 comentarios:

Camilo dijo...

Vaya que esta bueno el relato, no me esperaba el final, es acaso el final? jeje

white dijo...

esta vez me ha parecido más tierno, ya no oigo los ronquidos y eso ayuda, no sabes cuánto ayuda.
Besote, nos vemos

edu_art dijo...

lo dicho.. :)
me ha encantado.

txïo [patito-feo.es] dijo...

¡Bonito!