lunes, 8 de diciembre de 2008

Y a veces pasa...

Un recuerdo me aturde, me empapa, me emboba, me abstrae y me ciega hasta volverme loco.
Un recuerdo que se va a quedar así, en forma de recuerdo, perfecto, encerado por mi lustrosa mente, sacándole brillo una y otra vez. Un recuerdo que nunca me podrá haer daño. Un recuerdo que solo podrá hacerme sonreír.
Y eso es, así, sin más. Solo hay que asumirlo y encerrarlo en una gran perla, una perla que colocaré en el centro de la memoria y que sabré mirar cuando los tiempos me den recuerdos más amargos que mascar.

Y creo que esto me deja un paso más cerca de la persona que quiero llegar a ser.
Gracias, muchas gracias.

2 comentarios:

Lila dijo...

recuerdo digno de empastar!!
un solo chasquear de dedos y nos hunde en su gracia

J. Jiménez Gálvez dijo...

Los recuerdos son al final lo único que nos queda