lunes, 24 de noviembre de 2008

De canciones

“Quiero reír como lo hicimos esa madrugada”.
Eso me cantaba Luis Fonsi al oído aquella mañana. Como tratando de hacerme recordar, de llevarme a un sitio gris y olvidado donde empezar a ponerme triste.
Nunca había entendido esa manía mía de escuchar canciones deprimentes los días nublados. Quizás los días se nublaban cuando yo escuchaba canciones deprimentes, no sé. El caso es que Luis Fonsi a veces me gustaba y a veces no entendía como podía vivir de su música... A veces me cantaba al oído tonterías y a veces me lanzaba dardos envenenados.
Frases estúpidas. Sólo una cadena de palabras vacías que pesaban como una losa sobre mi cabeza.
Intenté no recordar, no dejar entrar a la melancolía y no sabía si lo estaba logrando.
Llovía mucho. Era tan fácil llevarse sin querer al estado lamentable de la autocompasión... era tan fácil revolver mis recuerdos buscando alguno que rumiar insistentemente mientras se ve llover.
Era demasiado fácil como para que yo, débil por definición, no me dejara llevar, arrastrado como estaba por la lluvia y por Luis Fonsi.

“You think that I´m strong, you´re wrong”
Robbie Williams venía, no a salvarme como cabría esperar, si no a darme un último empujón., a dejarme caer por aquel vacío que se abría ante mis pies. Pensé, pues es lo único que se me da bien cuando llueve, que también había frases que eran como golpes. Que te desarman y te dejan desnudo. Robbie Williams lo había conseguido. Se había colado en silencio en mi cabeza hasta colocarse a mi espalda.
En ese momento, y sin que yo pudiera evitarlo, destrozó el muro que tenía colocado frente a la lluvia.
Yo no era fuerte, ni creo que lo sea nunca. Pero eso no lo sabe (ni tiene que saberlo) nadie. Ese es mis secreto (y ahora el de Robbie Williams).
Tenía dos problemas:
El primero era que me sentía vulnerable, débil e indefenso ante cualquier recuerdo que acudiese a mi memoria. Me veía incapaz de decir: “Deja de pensar en chorradas”. Porque para mi no eran chorradas. Yo quería reír como lo hice esa madrugada, yo quería que todos pensaran que era fuerte.
Y el otro era que seguía lloviendo. La lluvia es a mi tristeza como la miel para las moscas. Me veía incapaz de recordar un solo día lluvioso en el que hubiera sido feliz.
Estaba paralizado. Me encontraba entre la absurda necesidad de salir corriendo y la de ponerme a gritar.
Aún no estaba todo perdido. Quizás si lograba quitar la música y ponerme en pie no sería demasiado tarde.
Aún no me había dejado arrastrar. Robbie Williams se había ido, abatido, junto a Luis Fonsi. Había ganado este asalto, pero aún quedaba muchas tarde... y no tenía pinta de parar de llover...

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