miércoles, 28 de abril de 2010

El garaje de Rafa

−Es que no entiendo por qué te molesta tanto que el vídeo esté ahí.

−A ver, que no se trata de que me moleste el vídeo, Rafa, se trata de que hay que comprar un DVD.

Rafa se quedó mirando al viejo aparato que Silvia había bajado de la estantería y había puesto sobre la mesa. Así, desenchufado y separado de la tele parecía una pieza de un robot desmontado. Tenía una capa de polvo por encima que confirmaba que hacía años que no lo usaban, probablemente ni funcionara.

−Es el vídeo de mi casa, me lo traje cuando mis padres murieron.

−Si ya lo sé, cariño −dijo ella abrazándolo por detrás−, por eso precisamente aún no lo he tirado, sé que le tienes mucho aprecio y quiero que entiendas porque hay que cambiarlo.

Él se separó.

−Pues mira, no lo entiendo. Nunca vemos películas, no sé para qué queremos un DVD. Con él no podremos ver todas las cintas que tenemos aquí guardadas.

−Si es que el DVD tiene mucha más calidad, voy a llevarlas todas a que nos las pasen a cedes, así ocuparán mucho menos espacio y podremos conservarlas mejor.

Rafa no estaba tan seguro de eso, solo pensaba en aquel aparato de color negro, triste y solitario sobre la mesa del comedor y recordaba la cantidad de veces que había sido feliz con ese objeto inanimado. Le vino a la cabeza el día que sus padres lo trajeron y se reunieron todos frente al televisor para ver la primera cinta que habían comprado. No recordaba muy bien la película, pero le sonaba que era una de dibujos. Más tarde, Rafa había aprendido que el vídeo tenía otros usos, como el de hacer de garaje para sus coches de juguete o guardar las monedas que le daba su abuela a escondidas, con el consiguiente viaje del aparato al servicio técnico. Por esa manía, sus padres decidieron subir el vídeo sobre la estantería, costumbre que había heredado él cuando se lo había llevado pesar de que no tenía hijos.

−¿Me estás escuchando Rafa?

−No −dijo mientras cogía el aparato y lo devolvía a su lugar junto a la televisión.

1 comentario:

white dijo...

esos rincones del alma que guardan los cachivaches del tiempo, no l tires nunca, Rafa. Besitos Alex