martes, 5 de mayo de 2009

La vida campestre

El campo tiene una capacidad maravillosa para curar y regenerar las heridas.
Me encanta desaparecer de la ciudad, llegar a un sitio, salir a la calle, ver el paisaje y sentarme en cualquier parte a observar la naturaleza.
Normalmente, en la ciudad, suele ser al revés, cuando uno se para a pensar es cuando la herida se abre y comienza de nuevo el dolor. En el campo no. En el campo las heridas cicatrizan.

He vuelto sonriendo y sonriendo voy a quedarme.

3 comentarios:

Marduk dijo...

:) La foto es genial.

Jake dijo...

Hola marcos. Que te voy a contar del campo, si vivo en él. 33 años paseé por la calle mayor. Aún sé que desde el medio de la calle liberos, a su inicio en la plaza de los cuatro caños, se ve la la cúpula de la Iglesis en el colegio de mínimos, actual facultad de economía. Echo de menos mi ciudad. Mucho. Esos paseos del domingo, las cañas en el Hidalgo, con sus patatas y mejillones. Luego al Indalo, algo caro. Alcalá. Mi Alcalá. Oh madre Alcalá, que clamana Guzmán de Alfarache.

Un pedacito de mí dijo...

Yo también quiero irme al campo, a la montaña si es posible y desaparecer de Madrid una temporadita larga.

Jolínn