domingo, 8 de febrero de 2009

De lo inesperado, la mejor sorpresa.

Y un día llega ese momento en el que decides que te da igual.
Un error tras otro se van sumando y van haciendo que te pienses: "Mejor en casa".
Pero ¿qué más te puede pasar?
Legado el punto mínimo, sólo se puede remontar. Me permití el lujo de pensar que desde entonces, todo lo que pudiera pasar iba a ser bueno, o cuanto menos, menos malo.
Y así fue. Confié en un destino que por una vez decidió tenderme la mano, hacerme olvidar que aún me quedaba un examen y que no había empezado a estudiar...

2 comentarios:

Felipe dijo...

Ya sabes, lo improbable ocurre cuando menos te lo esperas...

Ms. Davis dijo...

al parecer asi es la vida, simpre en movimiento, justo cuando te acostumbras a sirta situacion esta cambia...


pero seamos realistas, de no ser asi, no seria divertida