jueves, 1 de julio de 2010

El fantasma 2/2

Yo no hablaba con Nacho del fantasma. Mis amigas opinaban que era mejor que se lo dijera, que esas cosas hay que hablarlas. “Pero, chica, imagínate que no lo ve y que no sabe que tiene un bicho de esos en el cuarto”. Hombre, bicho, bicho, no era, que, a veces, ni asustaba ni nada, además era un fantasma muy mono, siempre repeinado y con ese vestido blanco que le sentaba tan bien. Me recordaba un poco a mí, pero era algo más bajita. Tuvo que ser una chica muy guapa en vida, todo hay que reconocerlo, que hay muy poca gente que se conserva así de bien después de tanto tiempo muerta, ya me quisiera yo ver en las mismas. El caso es que mis amigas insistían en aquello de la comunicación y la verdad. Yo intuía que hablar del tema era como romper una norma implícita en la relación, como tocar un botón que yo sé que no debo tocar. Y así era, porque un día, tras dejarme convencer por mis amigas, le dije a Nacho que tenía que hablar con él. Le conté lo del fantasma, le pregunté si lo veía y bajó la mirada.

Desde aquel día no supe nada de él. Encima me quedé con la duda de si lo veía o no. Quizás me dejó porque se pensaba que era una neurótica o que me lo estaba imaginando, aunque quizás hubiera roto un muro que él estaba tratando de levantar. Me sentía como si le hubiera dado más fuerza al fantasma al nombrárselo a él, como si me hubiera cargado todos los esfuerzos de Nacho por fingir que no existía y por hacerme creer a mí lo mismo. Siempre me quedaré con la duda.

No volví a ver a Nacho, es cierto, pero su cuarto sí. Fue un tiempo después, una noche de viernes, casi sin enterarme, noté como algo tiraba de mí con fuerza y me encontré flotando sobre la cama de Nacho, pero a él no lo veía, solo pude ver a una chica morena, que no se parecía a mí, mirándome desde el reflejo de unos ojos.

1 comentario:

white dijo...

UF!!! qué miedo!!!